Esos son nuestros buenos deseos. Pero ya lo decía Freud, con toda razón, que desear es un acto mágico y muy económico. Quedamos bien y nada gastados, por la buena intención manifiesta, pero sabemos que por el sólo hecho de desearlo, las cosas no cambiarán su curso. Y eso me temo, en materia de inseguridad. Las cosas no cambiarán en el corto plazo, y peor aún, con las decisiones que se han tomado ahora en materia de presupuesto para la UAEM, tampoco cambiarán a largo plazo. En el Estado de Morelos y en el país, se sigue haciendo lo mismo que ha generado uno de los más graves momentos de inseguridad de que se tiene memoria: la exclusión de oportunidades a las nuevas generaciones, en materia de educación superior. Los jóvenes más desfavorecidos del país, seguirán siendo excluidos, como lo han venido siendo desde hace más de treinta años. La exclusión de oportunidades de estudio, sobre todo a nivel superior, tiene costos muy altos. A muchos jóvenes que en su momento no tuvieron acceso a la educación pública, ahora se les persigue, se les encarcela, se les desaparece y se les asesina. Muchos son reclutados por el crimen organizado, porque seguramente no tuvieron, ni ellos, ni sus familias, más opciones que les permitieran salir adelante, con herramientas, conocimientos, actitudes y valores. El Presidente Calderón tomó la decisión de enfrentar al crimen. Nadie duda que habría que hacerlo. Lo que se cuestiona son las condiciones. En una reunión de la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior), expertos de la Seguridad Nacional nos informaron que se inició el combate a la delincuencia organizada, cuando ni siquiera se tenía la más elemental base de datos de quienes conformaban el aparato policíaco del país, ni a nivel federal, y mucho menos, en los ámbitos estatales y municipales. Poco a poco se fueron enterando que el nivel de formación de los policías era casi nulo; que los salarios eran de miseria; y que finalmente, y por las mismas razones anteriores, muchos de ellos estaban coludidos con el crimen. Es decir, por años nuestra policía de a pie, que debería estar para cuidar a los ciudadanos, no tenía el más elemental entrenamiento, ni armas, ni balas, ni estrategia, ni inteligencia, y sus jefes, en la mayor parte del país, eran personas que venían de formar parte de la misma delincuencia. Se reconoció esto ya avanzada la guerra, y se recurrió al ejército. Y ya en Morelos, hemos visto lo que ha pasado. No se le cuestiona al Presidente que combata al crimen, sino la forma y las condiciones, la estrategia. Para los mexicanos, hace muchos años que impera la desconfianza en nuestros cuerpos policíacos de todas las clases, y hasta en los agentes de tránsito y el ejército, sobre todo cuando participan en materia de narcotráfico. ¡No eran confiables! No todos, por supuesto, pero sí la mayoría de estos cuerpos. Muchos se han jugado la vida, y ellos merecen todo nuestro reconocimiento y admiración, sobre todo por las condiciones en las que los mandaron a la guerra, literalmente, ¡sin fusíl! Los únicos que a lo largo de los años han mantenido su carácter confiable y hasta de héroes, han sido los Bomberos y la Cruz Roja, ¡no más! Entonces, queda claro que esa no fue la estrategia más segura.
Pero de lo que sí estoy seguro, es que la estrategia de quienes tomaron la decisión de asignar un presupuesto raquítico a la Universidad más importante del estado, la UAEM, y dejar a más de 4,500 jóvenes sin oportunidad de ingresar a ella, esa decisión tomada por los legisladores en acuerdo con el gobierno estatal, mantendrá las mismas situaciones de exclusión de muchachos y muchachas que con entusiasmo y dedicación, hacen su examen, y que gran parte de ellos, obtienen la calificación aprobatoria.
Querer privatizar la educación vía las universidades públicas no autónomas (tienen cuotas mensuales mucho más altas, aunque por ahora, como gancho, les ofrecen más becas), es un gran error del sistema, porque es agudizar esa exclusión. Si bien la UAEM, no lo es todo, sí es fundamental para el crecimiento del estado y la disminución de la delincuencia. Ésta se combate generando condiciones para disminuir el reclutamiento del crimen organizado y esto se hace dando la oportunidad a los jóvenes de hoy, que quieren ingresar a la UAEM. Hoy es importante que ingresen, para que mañana no sean presa, sin remedio, del crimen. ¡Hasta la próxima! Hoy más que nunca: ¡Por una Humanidad Culta!