integrantes de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Así, la comunidad se ha movilizado para lograr uno de sus más fundamentales anhelos.
Una computadora sola en Los Altos de Chiapas o en la Selva, no educa por si misma; no importa cuantos goles se hayan metido el domingo anterior. Pero un maestro con su formación normalista, su libro y cuaderno, va a ofrecerles una educación a esos alumnos tzotziles. Con la escuela va a preservarse la integridad de su comunidad, y los alumnos van a lograr fortalecer la auto-estima que da todo proceso de aprendizaje.
Las condiciones del sistema educativo en su conjunto resultan insuficientes para lograr atender las necesidades de todos los alumnos, en todas las poblaciones del país, en todos los niveles. Como consecuencia, la calidad educativa en México medida de acuerdo a los criterios globales de la OCDE (Prueba PISA) es insatisfactoria.
Una reacción simplista y prejuiciada ha sido culpar a los maestros, su sindicato (el SNTE), y a su dirigente, la Maestra Elba Esther Gordillo del estado que guarda la educación en México. Los análisis más serios, incluidos los de la propia OCDE, son más sofisticados y cada vez se han ido ampliando dentro de un marco conceptual socio-económico ("capital social") e histórico (con respecto a la politica pública, y a los niveles de inversión en capital humano, material y tecnológico --en el tiempo). En cambio, las criticas que rigen fuera del ámbito profesional de la educación son, fundamentalmente políticas.
Pero no sólo las criticas a la educación son de carácter político, sino lamentablemente, también intelectualmente muy pobres. A pesar de provenir de empresarios (Alejandro Ramirez, Claudio X. González) y periodistas (Carlos Loret de Mola, Denise Dresser, Sergio Aguayo, Leo Zuckermann), el nivel del debate ha sido extremadamente bajo. No conociendo la realidad educativa del país, han seguido una ruta fácil: 1) subrayar la ubicación de México en las pruebas PISA, 2) transmitir el deterioro en que se encuentra la infraestructura educativa, 3) ventanear a los maestros, y 4) descalificar al sindicato y a su dirigencia.
Pero además lo han hecho con alevosía y ventaja. No sólo han explotado el monopolio que tienen en las pantallas y los micrófonos, sino las voces que han invitado a opinar han sido, a diferencia de en otros temas de debate, perfectamente uniformes y homogéneas. En esta ocasión, ni siquiera han pretendido guardar la formalidad de un pluralismo mínimo en la integración de un panel o la invitación a especialistas. El tema que supuestamente los convoca, la crisis en la educación, ha pasado a un segundo plano.
La consigna ha sido: todos contra la Maestra. En la prisa por destacar en este linchamiento, aun los más orgullosos de sus credenciales académicas, han dejado a un lado cualquier prurito para condenar a la lider de los maestros. En La Hora de Opinar que conduce Leo Zuckermann, programa tras programa fue utilizado para acumular descalificaciones al SNTE y a Elba Esther Gordillo. Ahí se han registrado los mayores despropósitos entre los comentaristas invitados. Pero el más bajo lo alcanzó sin duda Denise Dresser, ya célebre por exigirle " cojones" (sic) a los funcionarios de gobierno.
Ante la pregunta interesada de Zuckermann en el sentido de todos los programas de la serie, "¿qué hacer con la Maestra?", Dresser espetó:“Mi primer instinto, que yo creo es el de muchos que nos están viendo, es pensar… y me apena decirlo, pero sé que es un sentimiento compartido es que se muera (Elba Esther Gordillo) en su siguiente cirugía plástica”.
Ahora, Denise Dresser se desdice arguyendo que fue "una broma, quizá de mal gusto, pero una broma al fin" (sinembargo.mx y @DeniseDresserG), pero la disculpa, si eso fue lo que era, es corta y engañosa. Forma parte, más bien, de la actitud soberbia con la que periodistas, empresarios, y uno que otro académico han cuestionado la estructura laboral-sindical-politica que representa a los maestros.
Con recursos argumentativos muy limitados han atacado e insultado, y caido en lo que Christopher Hitchens alguna vez dijo: "intellectuals never sound more foolish than when posing as the last civilized man" ("los intelectuales nunca suenan tan tontos como cuando se presentan como el último hombre civilizado").
Por todo esto, lo menos que se les podria pedir a los criticos de los maestros es que tuvieran un poco de educación.
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* Co-editor de "La disputa por la educación" (Aguilar/Santillana), y director de www.educaciónyculturaaz.com
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