Tal vez en donde se ve una posibilidad de un gran cambio es en el mundo de la izquierda. Esta tendencia tiene una fuerza de 15 millones de votos que es importante para todos los eventos que siguen. Pero la izquierda esta dividida, por un lado la izquierda moderada que está a gusto con los triunfos obtenidos y no quisiera verlo manchado y ser participe de las actitudes y movimientos de la parte más rijosa de la izquierda radical. Esto se vio desde el día de la elección, tres visitas de personajes importantes, Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Lázaro Cárdenas, el Dr. Juan Ramón de la Fuente y Manuel Camacho fueron sintomáticas. Se especula que se quería disuadir de que el proceso se alargara y que volviera a tomar la izquierda el papel rijoso que tuvo hace 6 años y que naturalmente afectó en el desarrollo de la elección de este año. También se notó la ausencia de estos personajes importantes de la izquierda en las presentaciones de López Obrador, solamente empezaron a opinar sobre la inequidad del proceso electoral una semana después de las elecciones. Esto es natural, la izquierda ganó en varios lugares, especialmente en gubernaturas que son importantes como Morelos y Tabasco, también hubo senadores y diputados que ganaron la elección y están en posibilidades de tener una fuerte participación en la reconstrucción de la izquierda y en el avance de las reformas estructurales tantas veces mencionadas y que no se han llevado a cabo. La reconstrucción de la izquierda está a la vista y naturalmente alejada de la parte más radical y rijosa de esta tendencia.
Del lado del PRI queda la duda ¿volverá el viejo PRI? ya que muchos de los que llegan pertenecen a grupos que militaron en el Partido Revolucionario Institucional en la época más autoritaria y de más corrupción de su historia. La pregunta ¿será el regreso del salinismo? es una de las preocupaciones que la opinión pública ha manifestado. Lo más probable es que no, que el Presidente priísta no estará en las mismas circunstancias de otros presidentes de ese partido porque los gobernadores se han establecido como poderes autónomos, lo que obligará a un nuevo tipo de federalismo y dentro de su partido tendrá un gran trabajo para limitar el poder de estos gobernadores y dar posibilidad a un nuevo tipo de política y de conceptos sobre el Estado. Con seguridad los gobernadores no reaccionarán a la “voz del amo”.
Por el lado del PAN se antoja una renovación completa que implica el limitar el poder de las viejas familias, el quitar la división de partidarios en adherentes y propietarios y en fin un proceso de democratización dentro del partido y sobre todo una redefinición ideológica del mismo, que la ciudadanía, especialmente los jóvenes, la sienten anticuada. La derrota electoral significa para ellos una sacudida que tendrá repercusiones profundas, desde lo ideológico que ya está fuera de tiempo hasta lo operativo que requiere abrir las puertas y presentar un concepto más moderno, menos decimonónico.
Desde la época de los liberales del siglo pasado y de Benito Juárez que buscaron el establecimiento de un sistema de leyes que obligara a un desarrollo político y social equilibrado, a lo que vino después, el fortalecimiento del Estado con los presidentes emanados de la Revolución. Ya desde el 68 había signos claros de que habría necesidad de una nueva definición de la posición de los partidos políticos en relación a la sociedad. Es decir por un lado es la fuerza del Estado y por otro lado la Ley y la sociedad ansiosa de que alguien hablara precisamente por una sociedad cambiante. Eso es lo que veremos seguramente ya que tendrá que haber cambios radicales en las posiciones de los partidos para satisfacer las demandas sociales y la estabilidad que busca el pueblo de México.
Cuando las dos ideologías dejan de satisfacer a la sociedad es cuando aparecen los movimientos anarquizantes. Es lo que estamos viviendo, hay una parte de la población que no encuentra satisfactores en la oferta política que se ofrece. Ha llegado el momento de grandes cambos, especialmente de mentalidad.