La educación de calidad para todos es un tema que está muy lejos de cumplirse en nuestro país, pero que debe ser un objetivo fundamental. Cuando decimos “educación para todos”, hablamos de cobertura y en ese sentido, hasta la secundaria, se presume que en México estamos bien. Pero las dificultades en este nivel de estudios, el básico, se hacen evidentes cuando consideramos, además de la cobertura, la calidad. Por eso no debemos de congratularnos por tener casi el 100% de cobertura en preescolar, primaria y secundaria, pues en realidad el problema en esos niveles sigue siendo la calidad, que dista mucho de ser la deseada para una formación básica que genere las herramientas que les sirvan a los niños, para eso que se pretende sea “la educación para toda la vida”. Las dificultades en el manejo de las matemáticas y del español, tanto para leer como para escribir, son verdaderamente preocupantes.
Según los datos de la Prueba Enlace, el 58% de los niños que cursan la primaria tienen evaluaciones de insuficiencia en español; y el 79% de los alumnos que terminan primaria e inician la secundaria, no tienen las habilidades básicas para leer y escribir correctamente, ni para comprender lo que leen. Según datos recientes en Morelos, estas dificultades se extienden, pero además se incrementaron en los jóvenes que terminan el bachillerato y pretenden iniciar una carrera universitaria. Y esto se refleja en el hecho de que sólo 2 de cada 10 alumnos egresados de la secundaria, se ubiquen en el nivel de bueno o excelente.
Por otra parte, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 4 de cada 10 alumnos no terminan el bachillerato. Seguimos ahora con datos en el nivel superior de educación. Como buena nota, podemos decir que crecimos un 10% en el incremento de la cobertura a nivel nacional en educación superior, al pasar de un 25% a casi el 35%, al cierre de esta administración, según el balance realizado por la Secretaría de Educación Pública y, en particular, por el Subsecretario de Educación Superior, el Dr. Rodolfo Tuirán. Situación que habla del esfuerzo que se hizo en este sexenio, pues se creció el equivalente de lo que aumentó la matrícula entre los años de 1950 y 1982.
También en calidad hubo un gran avance en las universidades, pues se pasó de 1,868 programas de calidad en el 2006 a 3,681 en el 2012. Casi el 60% de los alumnos de nivel superior cursan en programas de buena calidad. Es decir, que los avances de la educación a nivel nacional se registraron en las instituciones de educación superior, particularmente en las públicas. Pero no deja de ser preocupante que el 40% del estudiantado universitario a nivel nacional esté en programas no reconocidos por su calidad. Si de las 2,530 universidades e instituciones de educación superior, no más de 1,000 han sido evaluadas por los organismos acreditadores reconocidos del país, entonces tenemos que alrededor de 1’300,000 mil jóvenes de los 3’250,000 en ese nivel educativo están en programas que no cumplen los criterios mínimos de calidad.
La cantidad de REVOES (Registro de Validez Oficial de Educación Superior) que se han otorgado a instituciones consideradas “patito”, fundamentalmente en los Estados, por parte de sus Secretarías de Educación y también a través del proceso de incorporación de las universidades, están generando profesionistas que no cumplen con los niveles de calidad que están exigiendo las mismas autoridades que otorgan los registros de validez a esas instituciones. Contradictoriamente, se les reconoce aún cuando no cumplan los requisitos de calidad que el mismo sistema impone, por ejemplo, a las universidades.
La SEP está imposibilitada para negar los REVOES, por una deficiencia en la ley, y las universidades, en su autonomía, otorgan las incorporaciones de los programas de estudio por compromisos políticos, por intereses económicos, o para resolver la presión de la demanda anual de ingreso de nuevos estudiantes. En mi opinión, lo que se tiene que hacer es que se les dé el presupuesto necesario a las universidades públicas, para que se siga la vía de calidad y cobertura en su máxima expresión, y que sólo se les otorguen REVOES, previa evaluación oficial, a las instituciones particulares que demuestren calidad. Y esto implica que se sometan a las evaluaciones que se les exigen a las universidades e instituciones de educación superior que se esfuerzan por una educación de calidad, más que de negocio. ¡Hasta la próxima! Twitter: @Bilbao_pieldura E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.