Ahora es el mes de junio, en pleno verano boreal, el tiempo elegido para dar a conocer un disco póstumo, el 100 de su carrera prodigiosa, que la familia publicará con el título Dance me this, en correspondencia con lo que el propio músico declaró en el año de su muerte como el deseo de diseñar un álbum destinado a ser usado por las compañías de danza moderna.
El disco estaba previsto que saliera en 1994, pero Zappa murió en diciembre de 1993, a causa del cáncer, dando fin a una vida que dedicó íntegra a la creación, desde los tempranos inicios en los ’60, con el seminal Freak Out.
NI PUTA IDEA DE QUIÉN ES
Jazz rock, música experimental, virtuosismo en la ejecución de la guitarra, dieron sustancia a un artista a quien nunca le quedó grande la palabra genio y cuya figura se agiganta con el transcurrir de las décadas.
“Frank Zappa sería un súper ventas si el mundo no fuera una mierda. Es el gran genio de la música del siglo XX. Avergüéncense, no tienen ni puta idea de quién es”, dijo el Gran Wyoming cuando en España salieron publicadas sus memorias, que vieran recién la luz en nuestro idioma el pasado 2014.
Hay que coincidir con el léxico un tanto tremendista del famoso músico y actor español , porque cualquiera que ame la música de verdad no puede estar ajeno a la vida y obra de Frank Zappa, nacido en Baltimore (Maryland), aunque fue en California donde desarrolló toda su carrera musical.
Su legado artístico es incomensurable y su obra desafía a cualquier buen oyente que se precie. Foto: Facebook
Comenzó tocando la batería a los 12 años y aficionándose al rhythm and blues a edad temprana y sin dejar de conmoverse por los compositores contemporáneos como Edgar Varèse e Igor Stravinsky.
Zappa, que formó su banda The Mothers of Invention, con el que grabó su primer elepé en 1966, Freak Out!, considerado el primer álbum conceptual del rock, forma parte de la memoria emotiva de varias generaciones.
Hemos bailado tanto la danza del tonto, tratando de no comer el hielo amarillo y confesando que nuestra guitarra quiere asesinar a tu mamá, que ahora nos cuesta quedarnos sentaditos en el garaje de Joe esperando que algo, aunque sea insignificante, suceda.
En 1967 contrajo matrimonio con Gail Sloatman con quien tuvo cuatro hijos, Dweezil, Moon, Ahmet y Diva.
“A veces es muy raro, pero lo cierto es que para mí no ha sido difícil ser hijo de Frank Zappa y conectarme principalmente con su música. Claro, es una experiencia fuerte, pero respeto tanto su obra que no dudo en ejecutarla, sin miedo a las comparaciones”, dijo Dweezil, en una entrevista que le hiciéramos en 2010.
“Cada vez más jóvenes escuchan y disfrutan la música de Frank y eso me llena de alegría”, manifestó entonces el primogénito.
Dweezil, cuyo nombre obedece a la manera que Frank Zappa llamaba al dedo meñique de su esposa Gail, dice que uno de los mejores consejos que le dio su progenitor fue que se alejara del alcohol y de las drogas.
“Los adictos al alcohol y a las drogas, encuentran en su vicio el permiso para comportarse como un idiota, así que si no quieres ser idiota, no tomes nada”, le dijo el padre al hijo. Y el hijo hizo caso.
Músico que hizo música pero que también se dedicó a pensar en la música y en la cultura contemporánea, Zappa se burló en 1968 del movimiento hippie mediante su disco We’re Only in It for the Money (estamos en ello sólo por el dinero).
El disco instrumental Hot Rats, un verdadero clásico de todos los tiempos llegaría en 1969 para convertirse en una referencia de la fusión con el jazz.
Tras sufrir en 1971 un grave accidente a causa de una agresión de un espectador en Londres, continuó su carrera en las décadas siguientes con numerosos elepés (Apostrophe(’), Zappa in New York, Zoot Allures, etc.), algunas películas (entre ellas 200 Motels, protagonizada por Ringo Starr y Keith Moon), varias composiciones orquestales e incontables conciertos.
Se opuso a la censura y llegó a alegar frente a los senadores estadounidenses tratando de explicar por qué sus letras no eran pornográficas.
“Casi todos los jóvenes norteamericanos que escuchan música pop, todavía no han visto nunca en su vida una orquesta. Apenas saben lo que es una orquesta. Y en caso de que la hayan visto, entonces seguramente será en la televisión, en una pantalla de 45 por 35 centímetros.
No conocen ninguna orquesta, no conocen el jazz, no conocen la música seria. Tan sólo conocen el rock’n'roll. Pero puesto que nosotros combinamos música seria, jazz y fragmentos hablados del teatro del absurdo, trasladándolo todo sobre una base de rock’n'roll, estamos en disposición de ofrecerles gran cantidad de nuevas informaciones”, dijo en una entrevista.
“Lo que me parece muy cínico en algunas canciones de rock and roll (especialmente hoy en día) es la manera como dicen ‘hagamos el amor’. ¿Qué especie de repipi de mierda habla así en el mundo real? Habría que decir ‘vamos a coger’, o por lo menos, ‘vamos a puntos suspensivos’, pero hay que decir ‘hagamos el amor’ para salir en la radio. Esto crea una corrupción semántica al modificar el contexto”, llegó también a decir con su honestidad brutal.
Fue activista. Usó bigote. Amó la música y el humor. Nos hizo reír y fascinarnos. Fue Frank Zappa. Casi nada. [SinEmbargo]