El choque de opiniones en este momento no sirve de nada, en realidad la pregunta que hay que analizar primero es ¿de que tamaño es el problema?.
Si nos ponemos a analizarlo vemos varios elementos: dólares, armas, lavado de dinero, organización, adicciones. Si a esto agregamos desempleo tenemos un problema que no se resolverá con polémicas entre políticos, porque mientras haya una demanda habrá tráfico de drogas, si hay pobreza, habrá quien busque empleo aunque sea ilegal. Esto plantea algo que ha sido obvio desde un principio, es una guerra asimétrica y muy compleja.
En este caso el dinero es primordial y se dejó crecer el problema al grado de que el dinero lo tienen en abundancia los carteles. Eso compra armas, corrompe policías y gobernantes. El tiempo ha estado a favor del narco, mientras los gobiernos decidían una estrategia ellos definieron y afianzaron una organización. Esto es, se adelantaron al Estado y esto sucedió durante varios gobiernos.
Para poder controlar este fenómeno hay dos áreas que son críticas: las armas y el lavado de dinero. Mucho se ha hablado con los mandatarios norteamericanos de este tema, pero siempre la respuesta es la misma: la portación de armas y su venta es una garantía constitucional. Pero hay algo que se debe considerar, el paso de la frontera por mar, tierra y aire de esas armas, que es algo donde puede estar uno de los pilares de este problema, ya sea por la corrupción o por la ineficiencia del aparato aduanal. No solo es el origen de ese armamento sino como llega al territorial nacional para armar a los carteles. Lo mismo se podría decir de la droga misma ¿como pasa tantos filtros?. Recientemente se habló hasta de un pequeño submarino que traía la droga hasta nuestras costas.
El otro aspecto es el lado del dinero, este ha sido siempre uno de los recursos de los grupos criminales, canalizar sus ganancias hacia negocios legítimos, que les permita ocultar el origen de esos recursos. Eso es un aspecto básico del problema y el lavado no solamente es en nuestro país, sino en el país más rico, nuestros vecinos, tanto por el volumen de la economía como por su diversidad. El gran tamaño permite ocultar más fácilmente los recursos. La investigación debe hacerse en los dos países. Es curioso que se hable de los grandes capos mexicanos, pero del otro lado solo se detienen a traficantes menores, pero nunca se mencionan a los grandes capos. Es natural que las grandes operaciones de lavado de dinero se haga en donde hay más tráfico y por lo mismo mayor volumen de recursos.
Las acciones policiales y militares han sido necesarias, pero falta un trabajo diplomático y un trabajo de análisis sobre la economía, ya que el manejo de recursos es clave en este aspecto. Se requiere también una participación internacional efectiva; no solamente el plan Mérida sino un trabajo coordinado en ambos aspectos: el tráfico de armas y el lavado de dinero.
Una de las estrategias que se ha planteado por diversos analistas y recientemente por el mismo Presidente es el legalizar las drogas, mucho se cita el caso de Holanda y Portugal. Uno de los argumentos que se usan para su legalización es que en primer lugar se quitaría la clandestinidad y se disminuiría naturalmente la parte delictiva, por otro lado menguaría los recursos de los carteles y finalmente también aportaría recursos al Estado porque las utilidades que se obtuvieran por la venta de drogas serían gravables. La realidad es que la mariguana no es el negocio principal, son la cocaína y las drogas sintéticas y estas no se legalizarían, lo que mantendría el estado de cosas y la delincuencia organizada.
Esto es algo que ya se ha dado en 17 estados de la Unión Americana. Para nosotros liberaría una gran cantidad de presión, pero no resolvería el problema. Porque el aumento del consumo de la cocaína y de las drogas sintéticas va naturalmente en aumento y esto haría que la clandestinidad y con ello la delincuencia organizada continuaría.