Las criptomonedas siguen su camino para ganar terreno y estar en el día a día de las personas, anteriormente vimos como la personalización del avatar se convierte en un negocio que poco a poco va ganando seguidores y uno que otro millón de dólares.
En esta ocasión, el dinero digital está por cobrar una nueva víctima, la industria discográfica.
Se trata de un mercado que ha visto en la tecnología a su peor enemigo, hasta antes del disco compacto, las discográficas eran las amas y señoras de la industria musical; millones de músicos vieron truncado su sueño de convertirse en grandes estrellas o si quiera conocidos.
Sin embargo, la llegada del internet lo vino a cambiar todo y democratizó a la música y a todos los que participan en ella.
¿Seguían vivas las discográficas?
Resulta que el negocio de grabar, fabricar, comercializar y distribuir la música queda solo en el recuerdo de las grandes discográficas, ahora trabajan sobre las reproducciones y las agendas de sus artistas.
Incluso la misma radio resulta obsoleta cuando miles de millones de personas utilizan las redes sociales para informarse sobre una presentación o material nuevo. Si a esta tendencia se le agregan las criptomonedas, podemos decir que las discográficas podrían enfrentar sus últimos días.
Odio a las discográficas.
Es de todos sabido que los artistas sufren en demasía esta relación tóxica, les pagan poco, salen debiendo y al final, es su obra la que hace ricos a completos extraños; este último punto está por cambiar.
La startup Royal espera cambiar la relación tradicional entre discográficas y artistas, con implicaciones potencialmente significativas para el tipo de cultura que se crea.
Resulta que hace cinco años Justin Blau se propuso cambiar la industria, antes de eso aprendió a navegar como artista, conoció a los gemelos Winklevoss (The Social Network) quienes se habían reinventado como cripto evangelistas.
Criptomonedas al rescate.
Blau estudió finanzas en la universidad y quedó encantado con otros patrocinadores de criptomonedas; uno de ellos, el Ethereum, que en 2017 comenzó a considerar las implicaciones para la música.
Los contratos inteligentes de esta criptomoneda pueden ejecutar transacciones automáticamente sin la necesidad de un intermediario.
A principios de este año, Blau lo puso en práctica, en febrero vendió varios NFT de su álbum Ultraviolet en una subasta que generó 11.7 millones de dólares.
Esto plantó las semillas de Royal; después de este hecho, los inversores hicieron fila para darla dinero. En agosto, mientras todavía estaba en la etapa inicial, la aplicación levantó 16 millones de dólares por la plataforma que permitirá a otros artistas vender su música, sin intermediarios, es decir, sin discográficas.