Las cuatro décadas de Intel en la cima de la industria norteamericana de los chips llegaron a su fin.
Wall Street ha enviado un poderoso mensaje sobre un acelerado cambio de liderazgo en este sector. Qualcomm ha visto cómo su valor de mercado se disparó desde mediados de octubre, lo que eclipsó a Intel la semana pasada.
AMD, eterno rival de la compañía en procesadores para computadores personales y servidores, experimentó una recuperación similar y está a punto de superar a su némesis de tanto tiempo.
Esto ocurre poco más de un año después de que Nvidia, cuyos productos proporcionan a la computación acelerada para tareas como el aprendizaje automático, los videojuegos y el supercómputo, también superara a Intel.
Por esta razón, las acciones de Nvidia experimentaron un repunte de casi 60 por ciento desde principios de octubre; su valor de mercado supera cuatro veces las de Intel.
¿Qué pasó con Intel?
Intel cambió de jefe, las riendas de la compañía quedaron en manos de Pat Gelsinger, y lejos de calmar los ánimos de los inversionistas, sus títulos terminaron más golpeados, ante la falta de un plan detallado de acción de que la firma se recuperaría para mostrar el tipo de crecimiento constante de doble dígito que no ha visto en una década y media.
Los problemas de Inter están documentados, desde el Financial Times, se explicó que la empresa perdió el mercado de teléfonos inteligentes, perdió su largo liderazgo en la tecnología de fabricación de chips ante TSMC y ver cómo su dominio en los procesadores para computadores personales y servidores empieza a erosionarse.
Lo que enfatiza Wall Street es que Intel perdió confianza en sí misma para recuperar su posición. En resumen, los analistas y expertos ya no creen que las cosas que explicaron la larga hegemonía de Intel, amplía tecnología, un largo historial de excelencia operativa y un motor financiero, sean suficientes para enderezar el barco.
Y es que los largos ciclos de capital y las nuevas hojas de ruta tecnológicas del sector de los chips hacen que sea difícil recuperar la ventaja una vez que se ha quedado atrás.