El género de películas Cyberpunk parece haber salido de las salas de cine y trasladarse cada vez más a la realidad. Una realidad plagada de tecnología que muchos aún no decidimos si nos hace un bien o definitivamente significa el final de nuestra sociedad.
La vida en el Cyberpunk
A medida que la tecnología avanza y Facebook se volvió Meta y Amazon se convierte en una herramienta de uso diario indispensable para la supervivencia, las personas nos comenzamos a preguntar si tal vez nuestra realidad podría convertirse en una película de un futuro distópico.
Tal como en Blade Runner, las Big Tech se apoderan cada vez más de nuestra humanidad y la trasladan a el metaverso, ese espacio no físico en el que más temprano que tarde todo tendremos cabida.
Si bien el cyberpunk se asocia principalmente con una estética, este término hace referencia a mucho más que ropa de cuero ajustada, partes de robot incrustadas en nosotros y luces neón en el ambiente.
Este movimiento nos habla además de cómo la sociedad pierde la sensibilidad y se aísla aún estando entre los demás, para convertirse en una simulación dentro de un programa de computadora o en la batería que da vida a las maquinas que su vez nos mantienen cautivos, dormidos, sumidos en una realidad precargada.
La constante interacción pero a veces nula comunicación podría llegar al punto de mantenernos emocionalmente inaccesibles tal y como se retrata en las historias de Matrix o Ghost in the Shell.
Al respecto la escritora de moda Mandy Meyer reflexionó, «Por encima de la cultura, la ropa y el género, el cyberpunk es un estilo de vida que combina una ‘vida discreta’ con un profundo conocimiento de las puertas traseras del tejido social y acceso completo a dispositivos de alta tecnología».
Conforme las empresas de tecnología ganan más territorio y se desarrollan hacia nuevos parajes, la humanidad comenzó a perder territorio debiendo mudarse al metaverso, su mente y alma radicarán ahí por siempre como en uno de los capítulos mejor calificados de la serie inglesa Black Mirror.