Aunque probablemente haya escuchado el término 5G en noticias, anuncios publicitarios, teorías conspirativas e incluso en el último teléfono que compró, no todo el mundo tiene claro de qué se trata la tecnología 5G, la cual en términos resumidos, representa el último estándar de red para internet móvil en el mundo.
En 1893 se creó la red 1G en Estados Unidos que se basaba en un sistema creado por del ingeniero eléctrico, Amos E. Joel Jr. el cual permitía que las personas se mantuvieran conectadas a un punto de comunicación incluso cuando se trasladaban de lugar. Dicho adelanto permitió la creación de la telefonía celular.
Las nuevas generaciones de redes móviles permitieron nuevas funciones, ejemplo de ello es el 2G, que cambió a los sistemas de radio digitales dándole paso a los mensajes de texto; dicha tecnología se popularizó en la segunda mitad de la década de los noventa y no fue, sino hasta el nuevo milenio, que la tecnología de tercera generación o 3G permitió el acceso a internet desde los teléfonos.
Paso a paso y viendo las necesidades tecnológicas de la población, se desarrolló la tecnología 4G y 4.5G que permiten un acceso a internet con altas velocidades.
Ahora, 5G es decir, la quinta generación de redes móviles, conecta a los usuarios de manera más segura y con velocidades mucho más rápidas entendiendo que ahora permite transferir datos a más de un 10 gigabits por segundo, comparado con las redes 4G que ofrecen velocidad cercanas a los 50 megabits (un gigabit son 1.000 megabits).
La tecnología 5G no solo permite la conexión de los celulares, se espera que en un futuro dicha red pueda conectar sensores integrados en casi todos los aparatos actuales, desde máquinas agrícolas hasta dispositivos médicos, creando satisfactoriamente el concepto llamado “Internet de las cosas” (IOT por sus siglas en inglés).
Más allá de las velocidades de conexión, la nueva generación de redes trae otra serie de beneficios, por ejemplo, gracias al “ancho de banda adaptativo” permitirá que el teléfono cambie automáticamente a velocidades de internet más rápidas y que consuman más batería solo cuando las necesite. Entonces, se limitará solo al nivel de conexión que el dispositivo necesite, lo que se traduce en un ahorro de batería cuando se realizan actividades de poca información como correo electrónico, texto, entre otros.
A pesar de los beneficios de la red 5G, la nueva tecnología requiere una infraestructura más compleja que la que se tiene hoy en día, pues las velocidades más altas que propone la nueva red solo funciona eficazmente en áreas muy pobladas donde las señales viajan “corto” entre puntos de acceso; sin embargo, los mismos proveedores ya ofrecen conexiones 5G de banda media y baja que tendrían la capacidad de cubrir más pero a velocidades considerablemente más bajas, ejemplo de ello es que la velocidad de la banda más baja sea aproximadamente la misma velocidad que se tiene actualmente con 4G.
Actualmente, la tecnología 5G solo está disponible en ciertas áreas del mundo como Estados Unidos y Asia; sin embargo, se espera que en 2022 un tercio de la población mundial tenga acceso a ella y para 2025, más de la mitad del planeta, datos del medio especializado Scientific American.
Aunque sea un panorama positivo, cabe resaltar que los cambios de infraestructura requeridos para soportar las altas velocidades tardarán mucho más en áreas rurales y de bajos recursos, por lo que dichas predicciones se extenderían años en algunos países. Allí aún hay personas que tienen celulares navegando en 2G. El proceso continúa desigual y se vienen grandes inversiones para lograr una conectividad del 100 % en 5G.