Vivimos en una época que se ha caracterizado por las constantes innovaciones en varios aspectos cruciales de nuestra vida. De ellas, las más destacables han sido las innovaciones digitales y económicas, puesto que aquellas han creado nuevas y fascinantes posibilidades. No obstante, como toda innovación, ésta puede no prosperar y sólo quedarse en una fascinante idea que no cumple con sus objetivos. La pregunta por realizarse es: ¿estamos frente a una de las revoluciones más grandes de nuestra historia o sólo ante otra moda pasajera del internet?
¿Qué es una criptomoneda?
Una criptomoneda es un activo digital que emplea un cifrado criptográfico para garantizar su titularidad y asegurar la integridad de las transacciones, y controlar la creación de unidades adicionales. La peculiaridad de estos activos es la de su intangibilidad, que son finitas y descentralizadas, ya que a diferencia del dinero fíat, no hay una entidad que respalde o regule su emisión y las transacciones que se generan usando esta moneda.
Estos atributos ofrecen muchas ventajas, puesto que al eliminar a los intermediarios, permiten que los usuarios tengan un mayor control sobre el precio y sobre las transacciones. Ya que no se pueden “imprimir” más Bitcoins de los que existen actualmente, su valor es deflacionario; hasta el momento están en circulación cerca de 19 millones de Bitcoins.
No obstante, esto también genera muchísima inseguridad dentro de las personas que apenas están conociendo este universo, ya que tienden a tildar de inseguras, volátiles y sin futuro a estos activos digitales, pero es todo lo contrario.
Estos activos no buscan que te vuelvas millonario de la noche a la mañana, sino que busca darles el poder a los usuarios y que puedan mantener una inversión que esté desligada de un país o un territorio cierto y de las decisiones que puedan llegar a tomar los gobiernos o fondos internacionales, las cuales, no siempre van orientadas hacia el bienestar de su población.
¿Y los NFTs?
Estos son activos digitales, los cuales se caracterizan por ser únicos, inmodificables y que no se pueden intercambiar por otro activo digital de igual valor, ya que no existen, por eso la característica de ser un activo no fungible, en contraposición a las criptomonedas, como Bitcoin o Solana, las cuales puedes intercambiar por otras, puesto que su valor será el mismo.
Esos han sido sujetos de amplias críticas, ya que argumentan que son simples imágenes sin un valor más allá del arte, pero estos en muchos casos han demostrado ser un importante activo de valor para las personas que mantienen los mismos en sus carteras virtuales. Es así como les generan ingresos pasivos que posteriormente pueden intercambiar por otros activos o materializarlo en dinero físico.
Sin duda, estamos ante una de las revoluciones más grandes desde la llegada de internet, y creemos que esto no ha hecho más que empezar. Es difícil aún afirmar si estas nuevas tecnologías prosperan o no, pero sin duda el camino que han recorrido es esperanzador, por lo que habrá que seguir de cerca su desarrollo y promover el desarrollo de las mismas.