La Universidad Estatal de Pensilvania nos sorprende con un nuevo invento: una "lengua electrónica" que, con el auxilio de la Inteligencia Artificial (IA), tiene la capacidad de "probar" y reconocer el sabor de diferentes moléculas químicas.
El Funcionamiento Interno
Este revolucionario desarrollo imita cómo las moléculas químicas son procesadas por nuestro sentido del gusto. Los receptores gustativos de la lengua transforman la información química en impulsos eléctricos. Estos impulsos se dirigen al cerebro, donde una compleja red de circuitos decodifica y da forma a nuestra percepción del sabor.
El profesor Saptarshi Das, líder del proyecto, comenta: “El objetivo es simular cómo el sabor afecta nuestras decisiones alimenticias, tanto desde el punto de vista de nuestras necesidades fisiológicas como de nuestros antojos, planteando un modelo de IA que procese datos de manera similar a los humanos”.
Más allá de la Nutrición
La percepción del sabor no solo nos orienta hacia una alimentación saludable. En ocasiones, nuestras preferencias gustativas nos guían hacia elecciones menos nutritivas. Das y su equipo pretenden que la IA comprenda y procese esta complejidad. "Mientras el comportamiento humano es observable, replicarlo en una máquina es un reto monumental," añade.
El enfoque principal del proyecto, según Das, es “integrar el aspecto emocional de la inteligencia en la IA, un territorio inexplorado que requiere modelos matemáticos avanzados y conjuntos de datos diversificados”.
Primeros Resultados Exitosos
La reciente publicación en Nature Communications destaca el diseño de una “lengua electrónica” y una “corteza gustativa”, fabricadas con innovadores materiales 2D. Estos dispositivos simulan las funciones de nuestras papilas gustativas y del procesamiento cerebral del sabor.
En pruebas de laboratorio, el sistema detectó con éxito la presencia de iones de sodio en la sal. Más impresionante aún, es su capacidad para reconocer los cinco sabores principales: salado, ácido, amargo, dulce y umami.
Las aplicaciones potenciales son vastas. Desde dietas personalizadas hasta, como sugiere Das, “un futuro sistema de IA que podría superar a los humanos en catas de vino”.
Este avance representa un paso inicial hacia la creación de una verdadera inteligencia emocional artificial, capaz de comprender e incluso replicar nuestras emociones. Por ahora, el equipo busca expandir el repertorio gustativo de esta "lengua electrónica".
La "lengua electrónica" marca un hito en la integración de la IA en la simulación de los sentidos humanos. Con la promesa de entender y replicar nuestras emociones y percepciones, nos acercamos a un futuro donde las máquinas no solo piensan, sino también "sienten".
