El diseño de las cajas de los productos de Apple, como el iPhone, es el resultado de una meticulosa estrategia de marketing ideada por Steve Jobs y Jonathan Ive. A pesar de que Jobs falleció hace 13 años y que Ive dejó la empresa en 2019, su legado sigue vivo en el cuidado diseño de estas cajas, que han ido reduciéndose en contenido, pero no en importancia.

Desde la eliminación del adaptador de corriente en 2020 y las pegatinas de Apple este año, cada aspecto de las cajas está pensado para impactar al consumidor. El diseño minimalista del empaque, que presenta el dispositivo de manera elegante y sofisticada, crea una fuerte anticipación y emoción antes de abrirlo.

Los cuatro pilares psicológicos detrás de este packaging son:

Emoción y anticipación: Desde que el usuario sostiene la caja, comienza a sentir expectación por lo que descubrirá en su interior.
Minimalismo y calidad: La simplicidad del diseño permite al usuario apreciar la calidad del producto sin ser abrumado por información.
Estímulos sensoriales: La experiencia de abrir la caja incluye olores y sonidos distintivos que enriquecen el momento.
Ritualización: Abrir una caja de iPhone se ha convertido en un ritual popular en redes sociales, creando una conexión emocional con la marca.

Así, Apple transforma la experiencia de desembalar un iPhone en un evento memorable, reforzando su imagen de calidad y exclusividad.