Call of Duty está atravesando uno de sus momentos más críticos debido a un descontrol creciente de tramposos y hackers que afectan a Black Ops 6 y Warzone. Activision se encuentra lidiando con un problema que está impactando la jugabilidad y la experiencia de los usuarios de manera considerable. Jugadores y creadores de contenido como Soki y Nadeshot han señalado la mala gestión de Activision, especialmente en esta nueva etapa de la saga.
Aquellos que emplean hacks para obtener ventajas desleales, han comenzado a dominar las partidas, haciendo que muchos jugadores legítimos abandonen los títulos. Las quejas sobre las interrupciones en la competencia son cada vez más frecuentes, especialmente en el modo multijugador de Warzone, donde el nivel de frustración entre los jugadores ha aumentado considerablemente.
A pesar de los esfuerzos de Activision por implementar parches y mejoras, la comunidad de jugadores considera que las medidas actuales no han sido suficientes para frenar el avance de los tramposos. Muchos esperan que la empresa tome acciones más drásticas, como el uso de sistemas de detección más avanzados o el endurecimiento de las sanciones contra los infractores. Además, algunos jugadores han señalado que los hackers están afectando la economía dentro del juego, alterando las mecánicas de recompensas y progresión, lo que está perjudicando la experiencia general. Este descontrol también ha tenido un impacto negativo en las ventas y la popularidad del juego, con muchos jugadores optando por otros títulos debido a la frustración con la situación.
Activision, por su parte, sigue prometiendo mejoras en el sistema de seguridad, pero hasta ahora no ha logrado restaurar la confianza de los jugadores. La situación sigue siendo crítica para la franquicia, que en su momento fue un referente en el mundo de los videojuegos de disparos. El juego ha sufrido de una gran cantidad de bugs, además de controversias como el problemático relanzamiento de Rebirth Island, un escenario clásico que fue eliminado y luego rehabilitado debido a fallos. Sin embargo, el mayor inconveniente sigue siendo el descontrol de los tramposos, quienes, a pesar de los esfuerzos de Activision por implementar un sistema anti-cheat, han logrado burlar las medidas de seguridad. Estos hackers están incluso tomando el control de las partidas, llegando a banear a jugadores legítimos para ganar, lo que genera una experiencia frustrante para los usuarios.
La situación empeoró cuando uno de los primeros torneos oficiales de Warzone fue cancelado debido a la inestabilidad de las partidas privadas, que son constantemente bloqueadas por hackers. Esto ha llevado a muchos jugadores a abandonar el juego, y aunque Activision intentó retener a los usuarios regalando pases de batalla, las malas reseñas continúan acumulándose.
Con la saga en su peor momento, Activision enfrenta el desafío de recuperar la confianza de su comunidad y restaurar la calidad que hizo de Call of Duty uno de los títulos más populares en el mundo de los videojuegos.