La Cumbre de Acción sobre Inteligencia Artificial (IA), celebrada en París el 10 y 11 de febrero, ha dejado grandes reflexiones sobre el futuro de la tecnología, con un enfoque en la necesidad de equilibrar innovación y regulación. Los mandatarios de varios países discutieron sobre cómo la IA puede beneficiar a la sociedad, mientras que también se alertó sobre los riesgos de su concentración en manos de pocos.
António Guterres, secretario general de la ONU, destacó que la IA está en manos de un reducido grupo, lo que genera grandes responsabilidades. Asimismo, alertó sobre su impacto en el cambio climático, aunque reconoció su potencial en la eficiencia energética.
Por otro lado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reafirmó la posición de Europa, destacando el compromiso con una regulación responsable de la IA, mientras que Estados Unidos mostró su preocupación de que las regulaciones puedan frenar la innovación. El vicepresidente estadounidense, J. D. Vance, insistió en que su país garantizará el desarrollo de la IA sin ideologías restrictivas.
Uno de los momentos más relevantes fue el anuncio de que la Unión Europea movilizará 200.000 millones de euros para el desarrollo de la IA. En el sector privado, empresas como Google también se mostraron a favor de regular la IA, especialmente en cuanto a la creación de contenidos falsos.
En cuanto a la sostenibilidad, el consumo energético de la IA fue otro tema importante, con el director de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, destacando que un centro de datos promedio consume la electricidad de 100,000 hogares, lo que plantea desafíos para los países con recursos limitados.
Al final de la cumbre, Emmanuel Macron, presidente de Francia, resaltó la importancia de la financiación en la carrera por la IA, con Francia recibiendo 109.000 millones de euros para su desarrollo. Sin embargo, la cumbre terminó con una nota agridulce, ya que Estados Unidos y Reino Unido decidieron no firmar la declaración final que aboga por un enfoque abierto y ético en el uso de la IA.
En total, 60 países y organizaciones internacionales firmaron la declaración, marcando un paso significativo hacia la cooperación global en torno a la IA, aunque el futuro de la regulación y su implementación sigue siendo un tema de debate.