La inteligencia artificial (IA) está transformando el mundo, pero también está provocando un fuerte aumento en la demanda de energía. Un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), titulado Energy and AI, revela datos clave para entender el impacto energético de esta tecnología en expansión.
1. Consumo proyectado: 945 teravatios hora en 2030
Para 2030, los centros de datos –la base física de la IA– consumirán más del doble de electricidad que en la actualidad. Esto se debe a la creciente presencia de sistemas como ChatGPT y otros modelos generativos, que requieren procesadores especializados de alto rendimiento, como GPUs y TPUs, que consumen mucha más energía que los chips tradicionales.
2. Aumento anual del 12% en el consumo de electricidad
Desde 2017, el consumo eléctrico de los centros de datos ha crecido cuatro veces más rápido que la demanda eléctrica global. Este aumento está directamente relacionado con el uso intensivo de servicios de IA en múltiples sectores. A medida que estas tecnologías se vuelven más comunes, también aumentan las necesidades de refrigeración y potencia para mantener los sistemas funcionando de forma eficiente.
3. Energías renovables cubrirán el 50% del crecimiento energético de la IA
Ante la preocupación por el impacto ambiental, empresas como Google, Microsoft y Meta están invirtiendo en energías limpias para alimentar sus centros de datos. Al mismo tiempo, se trabaja en modelos de IA más eficientes, buscando reducir el consumo sin afectar el rendimiento.
4. El 20% del aumento de la demanda eléctrica en países desarrollados será por la IA
La creciente necesidad energética de la inteligencia artificial representa un reto para las redes eléctricas, especialmente en regiones tecnológicas como Silicon Valley. Si no se expande la infraestructura eléctrica, parte de los nuevos centros de datos podrían sufrir retrasos por falta de capacidad en las redes de distribución.
5. La IA también puede ahorrar energía: hasta 300 teravatios hora
A pesar de su alto consumo, la IA puede ser parte de la solución. Aplicada a la gestión energética en edificios e industrias, puede reducir desperdicios, optimizar el uso de climatización e iluminación, y mejorar la integración de energías renovables en las redes eléctricas.
El desarrollo de la inteligencia artificial conlleva un gran desafío energético. Sin embargo, si se combina con tecnologías limpias y se enfoca en la eficiencia, podría convertirse en una aliada clave para un futuro más sostenible.