Tras el fallecimiento del papa Francisco, el Vaticano se prepara para realizar un nuevo cónclave en menos de 20 días, el proceso solemne y secreto mediante el cual se elige al nuevo líder de la Iglesia católica. En un mundo hiperconectado y tecnológicamente avanzado, el reto principal del Vaticano es proteger la confidencialidad de la votación y garantizar la seguridad de todos los involucrados.
Tecnología de vanguardia para blindar el proceso
Hoy, los desafíos van más allá de simples filtraciones. Drones, inteligencia artificial, satélites, micrófonos casi invisibles y redes sociales constantes representan amenazas reales. Por ello, las autoridades han desplegado un operativo de seguridad sin precedentes.
Uno de los principales mecanismos será el uso de inhibidores de señal en las zonas donde se alojan y deliberan los cardenales. Estos dispositivos impiden la transmisión de datos entre celulares, computadoras u otros equipos electrónicos, creando un “búnker digital” que bloquea cualquier intento de fuga de información. Además, se realizarán exhaustivas inspecciones al personal, las instalaciones y a los propios cardenales, con revisiones dobles para evitar la entrada de dispositivos no autorizados. También se aplicarán medidas físicas como la colocación de películas opacas en las ventanas para impedir que satélites o drones puedan capturar imágenes del interior.
Seguridad en cada rincón del Vaticano
El Vaticano, aunque es el país más pequeño del mundo con apenas 0.44 km², está fuertemente vigilado. Se estima que hay más de 650 cámaras de seguridad monitoreadas desde un centro de control subterráneo. La vigilancia está a cargo del Cuerpo de Gendarmería del Vaticano y la Guardia Suiza Pontificia, esta última equipada con armamento moderno, a pesar de su imagen tradicional.
Una vez se anuncie al nuevo papa, se espera la llegada de alrededor de 200,000 personas al Vaticano, por lo que los cuerpos de emergencia ya están activados.
Integridad del proceso ante todo
Desde 2005, cuando por primera vez se prohibió el uso de celulares en el cónclave, el Vaticano ha actualizado sus protocolos constantemente. El objetivo sigue siendo el mismo: asegurar que la elección del próximo papa sea libre de presiones externas y filtraciones, en un entorno completamente protegido y reservado.
En este nuevo cónclave, la Iglesia no solo resguarda una tradición milenaria, sino que también demuestra su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos sin comprometer su esencia.