Molesto por las decisiones del partido que a su padre le otorgó la candidatura presidencial en 1988, Clouthier, con todo el peso de su apellido e influencia, va por la libre en una batalla que aunque se ve perdida, deja en claro las diferencias al interior de Acción Nacional y de la falta de credibilidad que existe en la estructura política y en cómo se juega la Democracia en México.
Ya con licencia como diputado, Manuel Clouthier anunció su decisión; sostuvo que tres de los candidatos vigentes son fuertes aspirantes pero “no cumplen con las expectativas que necesita el pueblo mexicano”.
Hay antecedentes en Yucatán –a nivel presidencia municipal- de esta posibilidad. En el ámbito federal, existe esa polémica basada en las garantías contempladas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el sentido de que todo mexicano, en pleno uso de sus facultades, puede votar y ser votado; sin embargo, la reglamentación electoral reduce la oportunidad a los ciudadanos que logren una postulación mediante algún partido político.
Su propuesta –ante ello- va en contra del sistema tradicional y oligopólico de partidos y dijo que es hora de empoderar a la ciudadanía. En su mensaje convocó a conformar una fuerza que parta de la base de la sociedad y anotó que “sí es posible ser un candidato independiente”.
Antes Jorge Castañeda Gutman –y que conste que no es de nuestro agrado el personaje- buscó jurídicamente esa aceptación y su oportunidad le fue echada abajo por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos bajo el caso 12.535 (Jorge Castañeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos). El boletín informativo de la Secretaría de Relaciones Exteriores hizo saber en su momento, el 2 de septiembre de 2008, mediante comunicado de prensa 244, sobre la sentencia.
El comunicado señala que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) resolvió por unanimidad que el Estado mexicano no violó los derechos políticos, ni el derecho a la igualdad ante la ley del doctor Castañeda.
El doctor Jorge Castañeda alegó que el Estado mexicano había vulnerado diferentes derechos consagrados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, particularmente su derecho de igualdad ante la ley y sus derechos políticos establecidos en el artículo 23 de dicha Convención, con base en la negativa del Instituto Federal Electoral de inscribirlo como candidato independiente a la Presidencia de la República para las elecciones de 2006.
El Estado mexicano argumentó y probó (señala el comunicado de la SER) que el sistema de partidos en México en ningún modo vulnera el derecho del doctor Castañeda o de cualquier otro ciudadano a ser votado, derecho garantizado tanto por la Constitución mexicana como por la Ley Electoral.
Hay más datos en este documento que por su tecnicismo sería tedioso transcribir; simplemente dejamos ver lo difícil que será ahora para Clouthier esta batalla en contra del mismo sistema, que se niega a la apertura de posibilidades a los ciudadanos que sin partido, pueden servir, trascender y cumplirle a la patria.
Al aire
La batalla continúa en el Universidad Autónoma del Estado de Morelos; el daño causado por una aspiración personal –aunque legítima- por parte de su ex rector, Fernando Bilbao Marcos, ahora se traduce en un juego que no tiene nada de democrático.
Una primera terna que demostró una carga oficial que movilizó a estudiantes, catedráticos y trabajadores ante otra necedad personal, la del actual secretario de Educación de encumbrarse en lo que nunca ha podido.
Una segunda en donde de forma por demás grotesca, se incluye al igual que en la primera el nombre de la única mujer inscrita en el proceso para cumplir las formas; vergonzoso caso a unos días de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer.
Además esta segunda opción, integra a quien los manifestantes, organizados y guiados por las fuerzas de control universitario, desean como continuismo de la época de Bilbao: Alejandro Vera.
Todos los contendientes valen por sí mismos y le cumplirán a la UAEM, sin duda; lo lamentable es que ni en la casa de estudios superiores más importante del Estado, el juego democrático es limpio e incuestionable.