El responsable tecnológico de Mozilla, Andreas Gal, ha explicado la decisión en un post, asegurando que tenían "pocas opciones". Con Microsof, Google y Apple ya subidos al tren, y con todas las grandes productoras de Hollywood y Netflix presionando, era cuestión de tiempo. Especialmente teniendo en cuenta que Netflix supone solo en EE.UU. el 34% del tráfico de descargas en hora punta. Netflix, además, ya ofrece un reproductor propio en HTML 5 utilizando la especificación de DRM Encrypted Media Extensions (EME) que toda la industria está adoptando, y ahora Mozilla también.
Si Mozilla dice "no" a dar soporte a esta especificación en Firefox, se arriesga a que los usuarios abandonen su navegador por otros en busca del contenido que no pueden ver online en Firefox. O, peor, que salten a utilizar iniciativas como el reproductor HTML 5 de Netflix. "Mozilla no puede cambiar la industria del DRM en este punto", dice su presidenta, Mitchell Baker.
El problema de esta (comprensible) decisión es que al final somos los usuarios los que salimos perdiendo. El software de DRM actual no solo se ha comprobado como una forma ineficaz para reducir la piratería de contenido protegido por derechos de autor, sino que además añade complejidades técnicas para las compañías y los desarrolladores que acaban ralentizando la innovación en Internet.
Como apuntan en la Electronic Frontier Foundation, la implementación de DRM no solo no evita las infracciones de contenido protegido, sino que además "reduce la seguridad de nuestros equipos, la confianza de los usuarios, hace encontrar y reportar agujeros de seguridad algo arriesgado desde el punto de vista legal, desincentiva la competencia, promueve el secretismo y se salta los estándares abiertos".
Al final, la decisión de Mozilla de adoptar DRM en Firefox no solo va en contra de sus principios y misión de proteger e impulsar los estándares abiertos, va también contra el interés de los propios usuarios. De una Internet abierta en el que el usuario decide qué quiere ver y cómo, a una Internet cerrada en el que unas pocas compañías, tecnológicas y de contenidos, controlan cada uno de nuestros movimientos. Hay otras opciones más ventajosas para todos para proteger el contenido, como la utilización de marcas de agua o watermarking (más detalles técnicos por aquí), opción que Mozilla también defendía hasta ahora en lugar del DRM. De momento, esa batalla parece también perdida.
Foto : Francesco Lodolo, bajo licencia Creative Commons
Fuente: gizmodo