Cualquiera puede ser víctima de un hacker, incluso aunque seas el fundador de una de las empresas tecnológicas del momento. Mark Zuckerberg ha sido el último en sufrir una suplantación de identidad en sus redes sociales. Al CEO de Facebook le han hackeado las cuentas de Twitter y Pinterest. La de su propia red social, al menos, se ha salvado. Los piratas informáticos conocidos como OurMine han reivindicado la autoría. En 2012, robaron 117 millones de contraseñas de LinkedIn, entre las que, al parecer, estaba también la del creador de Facebook. Al utilizar la misma contraseña para LinkedIn que para otras redes sociales, los hackers han podido entrar en las cuentas del sexto hombre más rico del mundo.
"Hola Mark Zuckerberg, estabas en la base de datos de LinkedIn. Envía un mensaje privado para probarlo", tuitearon los hackers desde la cuenta de Zuckerberg, en la que incluso señalaron la contraseña con la que habían entrado. En un tuit anterior, afirman que estaban probando la seguridad de sus cuentas. El fundador de Facebook les contestó por la misma red social: "Piraos quinquis". Todos los tuits han sido borrado momentos después. También cambiaron el nombre de su cuenta de Pinterest, a la que llamaron "Hacked By OurMine Team" ("Hackeado por el equipo de OurMine", en su traducción al castellano).
El último tuit de Zuckerberg era de 2012, por lo que el creador de Facebook no pudo beneficiarse de la doble autentificación (contraseña y número de teléfono móvil) que incorporó Twitter en 2013 para mejorar la seguridad.
Estos ciberdelincuentes han afirmado que también le han hackeado su cuenta de Instagram, de la que Facebook es propietario, pero los portavoces de la compañía lo han negado: "Ninguna cuenta o sistema de Facebook ha sido pirateado".
Las recientes brechas de LinkedIn y MySpace —esta última compañía admitió la semana pasada que le habían robado 360 millones de emails y contraseñas y las habían puesto a la venta— pueden deparar muchas más sorpresas si los usuarios no cambian las contraseñas. Así, el peligro no es tanto que alguien entre a estos perfiles, sino que con esa misma contraseña los hackers puedan entrar a otras plataformas: redes sociales, correo o entidades bancarias. | El País