Era 2012 cuando Rus Yusupov y Dom Hofman decidieron que seis segundos eran suficientes para crear videos geniales y viralizarlos en una red social. Así, nació Vine y no pasó ni un año cuando Jack Dorsey, el CEO y creador de Twitter, ya la estaba comprando por 30 millones de dólares, incluso antes de que se abriera al público. Y es que para los creadores de la compañía, Vine compartía valores y objetivos similares a Twitter, sobre todo la idea de compartir un mensaje de forma breve. Vine sería entonces la versión de los 140 caracteres transformada en videos de 6 segundos en forma de loop.
El éxito de Vine fue inmediato y para 2013 competía directamente con Instagram como una de las aplicaciones más utilizadas por los usuarios. Sin embargo, dos años más tarde y justo cuando la transmisión de video está cobrando más fuerza, los videos de seis segundos dejaron de ser atractivos para los internautas y, lo que es peor, Twitter empezó a inclinar la balanza a favor de Periscope, pues, de acuerdo con la BBC, los expertos han señalado que en ese momento el livestreaming estaba cobrando toda la fuerza del mundo. Aunado a esto Twitter empezó a caer en picada y a perder dinero. La ultima vez que la compañía de microblogging se desplomó fue entre enero y septiembre de este año perdiendo 289,8 millones de dólares por lo que anunció recientemente que reduciría su plantilla a un 9 por ciento.
Luego de los rumores que dictaban la venta de Twitter y después de meses de desconcierto, el siguiente anuncio de la compañía de Jack Dorsey fue cierre de Vine, a lo que Rus Yusupov contestó con un simple y sencillo tuit: “no vendan su compañía”.
Don’t sell your company!
— Rus (@rus) 27 de octubre de 2016
Al final, el cierre de Vine parecía inevitable pues aplicaciones como Snapchat parecen interesar más a los usuarios. Y, al parecer Rus aprendió una lección, claro una lección que le retribuyó 30 millones de dólares en su momento.