Este último lo perdió mientras intentaba atrapar algún pez en el lago Kyle durante el invierno de 2015. Hace dos meses, en septiembre, las autoridades de la región drenaron el lago para realizar tareas de limpieza. Aprovechando la coyuntura, Daniel Kalgren peinó la zona con un buscador de metales con la esperanza de recuperar algo de valor.
Encontró el iPhone, sensiblemente oxidado y con una funda marca Otterbox protegiéndolo. Después de dejarlo dos días en arroz lo enchufó y, alabado sea Steve Jobs, el iPhone 4 volvió a encenderse.
Puede deducirse que no estaba protegido por código porque consiguió encontrar el número del propietario, su dirección y devolvérselo. ¿Cómo consiguió un teléfono resistir todo un invierno bajo el agua a temperaturas bajo cero? Probablemente gracias a la funda, que parece bastante resistente, a que el iPhone 4 era un poquito más robusto que los modelos que lo sucedieron y, por supuesto, simplemente a la suerte.
Dicho todo, el iPhone está “vivo” pero no en perfectas condiciones, puede apreciarse el óxido, la decoloración en la pantalla y ese “Searching...” (Buscando, en inglés) parece indicar que las antenas del dispositivo han hecho kaputt. Ahora solo hay que esperar a que aparezca el primero con el famoso “es que ya no los hacen como antes” [vía Buzzfeed]