“Sin importar lo que pensemos de la decisión del electorado británico de rechazar a la Unión Europea y de los estadounidense por elegir a Donald Trump como su próximo presidente, no hay duda de que esto fue un grito de ira de la gente, por sentir que sus líderes políticos los habían abandonado. Yo no soy una excepción a esta regla. Antes del voto del Brexit, advertí que salir de la Unión Europea dañaría la investigación científica en Gran Bretaña. El electorado -o al menos una proporción lo suficientemente significativa- no me prestó más atención que a cualquiera de los otros líderes, ya sea políticos, sindicalistas, artistas, científicos, hombres de negocios y celebridades que dieron el mismo consejo”, mencionó el científico.
Hawking cree que la gente está enojada porqué vivimos un momento de cambio tecnológico, que en la mayoría de los casos no está ayudando al mayor número de personas.
“La automatización de las fábricas ya ha reducido las plazas de trabajo en las fabricas, y el ascenso de la inteligencia artificial viene a contribuir en esta prolongada destrucción de los trabajos, ahora afectando sobre todo a la clase media, que se quedará sólo con roles creativos o de supervisión. Esto a su vez acelerará la ya creciente desigualdad económica en todo el mundo. El Internet está permitiendo que grupos muy pequeños de individuos tengan enormes ganancias, mientras da empleo a muy pocas personas. Esto es inevitable, es progreso, pero también es socialmente destructivo.”, indicó Hawking.
El investigador también fue duro con las redes sociales y las nuevas tecnologías de la información, que vuelven más visibles las desigualdades sociales.
“Otra consecuencia involuntaria de la propagación mundial del Internet, y de los medios de comunicación social, es que las desigualdades económicas son mucho más evidente de lo que habían sido en el pasado. Para mí, la capacidad de usar la tecnología para comunicarme ha sido una experiencia liberadora y positiva. Sin ella, no habría podido seguir trabajando desde hace muchos años. Pero ahora las vidas de las personas más ricas de las partes más prósperas del mundo son exageradamente visibles para cualquier persona, aunque sea pobre, si tiene acceso a un smartphone. Y puesto que ahora hay más gente con un smartphone que con acceso al agua potable, esto significa que pronto casi cada persona en nuestro planeta no podrá escapar de ver la enorme desigualdad.”
Hawking remarcó que actualmente vivimos un momento de enorme peligro para el desarrollo de la humanidad, pero los líderes mundiales parecen poco preocupados por eso y se esfuerzan más en dividir que en unir fuerzas:
“Para mí, lo realmente preocupante de esto es que ahora, más que en cualquier momento de nuestra historia, nuestra especie necesita trabajar junta. Nos enfrentamos a desafíos ambientales impresionantes: el cambio climático, la producción de alimentos, la superpoblación, la extinción de muchas especies, las epidemias, la acidificación de los océanos. Estamos en el momento más peligroso en el desarrollo de la humanidad. Ahora tenemos la tecnología para destruir el planeta en el que vivimos, pero aún no hemos desarrollado la capacidad de escapar de él. Tal vez en unos cuantos cientos de años, habremos establecido colonias humanas entre las estrellas, pero en este momento sólo tenemos un planeta, y tenemos que trabajar juntos para protegerlo. Para hacer eso, necesitamos destruir las barreras que existen entre las naciones, no fortalecerlas. Si queremos tener la oportunidad de hacerlo, los líderes del mundo necesitan reconocer que han fracasado y están fallando en muchos sentidos. Con recursos cada vez más concentrados en manos de unos pocos, en el futuro cercano vamos a tener que aprender a compartir mucho más de lo que lo hacemos en la actualidad.”, exhortó el pensador.
En sus conclusiones Hawkin indica que, para mejorar el panorama mundial, la única solución radica en terminar con las fronteras, y darnos cuenta de que solamente preocuparnos por nuestro país o región es un error, es necesario fomentar el desarrollo global. “Podemos hacerlo, soy un optimista enorme de mi especie. Pero requerirá que las élites, de Londres a Harvard, de Cambridge a Hollywood, aprendan las lecciones del año pasado. Aprendan, sobre todo, a ser más humildes”. | CE