Incluso la Organización Mundial del Turismo (OMT) reconoce que “la cooperación del sector turístico será vital para detener la propagación del virus y limitar su incidencia en las personas y las comunidades”, considerando además el papel de “los turistas quienes tienen la responsabilidad de informarse para limitar el riesgo de transmisión”.
Se entiende que el contacto es un mecanismo de trasmisión comunitaria como se ha informado oportunamente en el caso mexicano y por tanto, la decisión aunque responsable de reducir al máximo las actividades también tiene un efecto de múltiples escalas. En el momento inicial de la infección por ejemplo, el sector promovió algunas formas ajuste ante los riesgos de una distribución mayor de la epidemia, como la apertura de exposiciones a solo un cantidad de personas relativamente controlable, es decir conservando una distancia razonable o en su defecto, se optó por la cancelación; en el museo del Louvre en Paris por ejemplo, se entrenó al personal para atender a la población con medidas de protección personal y reduciendo los contactos entre visitantes, de la misma forma que la exposición de Rafael en Roma en la que se conmemoraban 500 años de su muerte. No obstante, en una fase de trasmisión comunitaria la opción ha sido reprogramar actividades y debido a ello, los efectos de orden económico comienzan a verse reflejados. De hecho, la OMT proyecta que “las llegadas de turistas internacionales tendrán un decrecimiento que supone una pérdida estimada de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares en ingresos procedentes del turismo internacional.
Tan solo para las aerolíneas internacionales esto ya es una realidad, y a esta altura de la epidemia se estiman pérdidas de 113,000 millones de dólares e incluso, consideran que la actividad global del sector alcanzaría una pérdida de 70,000 millones de dólares. Esto puede ser visto de la siguiente forma: de los 10 países que concentran 40% de los visitantes mundiales, China, Italia, Estados Unidos, España y Francia son quienes se han visto más afectados por la epidemia y debido al cierre de fronteras o de las actividades turísticas, las pérdidas económicas representarían alrededor de 50% de los ingresos del sector, estimándose entre 20 mil millones y 110 mil millones considerando los pronósticos de la OMS respecto al tiempo que prevalecerá la enfermedad antes de que su retroceso permita la reapertura de sus actividades por completo. En el caso mexicano que también está dentro de los 10 más importantes destinos, se observa una estructura del mercado diferente; esto significa que 16.2% del ingreso por turismo proviene de visitantes extranjeros de norteamérica, sudamerica y europa, que sin ser exhaustivo incluyen a Cuba, Estados Unidos, Argentina, Reino Unido, Italia, Francia, España, Alemania y Rusia.
Es de preverse que el mercado nacional verá disminuida la cantidad de visitantes provenientes de estos paises dadas sus políticas de cierre de frontera y de viajes, sin embargo esta hipótesis tiene una precisión a la hora de valorar los efectos económicos; a diferencia de Estados Unidos, Italia, España, Francia y China, la decisión de tomar una estrategia de contención de la epidemia entre 2 y 3 semanas antes de que esta alcanzara su fase de mayor intensidad significa que la pérdida podría ser entre 25 y 30% menor que dichos ejemplos, considerando como se dijo antes, los días pronosticados de la epidemia. Esto significa que la decisión de sana distancia oportunamente instrumentada, reduciría en alrededor de 6 mil millones de dólares la pérdida. En otra forma de ver esta virtual paralización del sector se tendría que reconocer tres cosas importantes para una relativa valoración de sus efectos: 75.4% de los ingresos provienen de turismo interno o nacional, los cuales podrían verse disminuidos en 368 mil millones de pesos de 1226 mil millones posibles de no ser atendidas las indicaciones de salud.
De la misma forma que si el alojamiento, transporte, alimentación y esparcimiento aportan 63% al producto interno bruto turístico y del empleo mismo, podría afectarse 311 mil millones de pesos de 1037 mil millones; ¿en qué consiste esta valoración?, en que si se alarga el periodo de contingencia, volver a la normalidad tomaría entre 4 y 6 meses dependiendo de la cantidad de casos respecto a la población total o en caso contrario, el respeto a las medidas de prevención reduciría la velocidad de expansión en la población de forma que las actividades podrían recuperarse en un lapso menor de tiempo. Finalmente y no menos importante, desde que 27% de población está ocupada en el sector informal según el correspondiente reporte del último trimestre del 2019, la otra cara de la valoración que tiene que ser central en las decisiones de prevención y recuperación, es considerar a aquella población que en este espacio hemos mencionado como la diversidad creativa, la cual sostiene y da vida al turismo latinoamericano mismo. Es por el mercado informal que se dispone de todos los servicios inimaginables; la pérdida de su inestable ingreso es algo que debe también ser política pública para evitar el daño en los déciles más bajos, donde no hay posibilidad de retirarse simplemente. En síntesis, del dejar en 25 o 30% el daño y no en 50% como en China, Estados Unidos, Italia, Francia o España está nuestra decisión; en promover como es común en los Estados de bienestar, una política de soporte a los sectores informales o subempleados para evitar crisis más graves está nuestra decisión. En entendernos parte activa del sector y por ello, parte activa de su protección, siguiendo los criterios de prevención.
Rafael Monroy Ortiz
Profesor Investigador
Facultad de Arquitectura de la UAEM.
FOTOGRAFÍAS:
Adalberto Ríos Szalay.