La cocina mexicana, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es una celebración de sabores, colores e historias que reflejan la rica diversidad cultural del país. Siendo cada platillo más que una simple combinación de ingredientes; es un testimonio de la historia, las tradiciones y la identidad de México.
En Morelos, un estado lleno de historia y cultura, se encuentra un tesoro culinario que encapsula las raíces y la identidad de la región: el taco acorazado. Este platillo, tan simple en apariencia, es en realidad un homenaje a la riqueza agrícola y las tradiciones arraigadas en tierras morelenses que, a su vez, fusiona ingredientes autóctonos y técnicas culinarias heredadas de las culturas originarias. Por una parte, el maíz, un cultivo emblemático de la región, se convierte en la tortilla que abraza el relleno de arroz, creando una conexión directa con la tierra. El arroz, a su vez, sirve como lienzo neutro para resaltar los sabores intensos de las salsas, cebollas curtidas, nopales y demás acompañamientos que, en armonía con las guarniciones, que suelen incluir ingredientes variados en color, textura y sabor como chiles, huevo duro, carnes en diferentes presentaciones y productos de temporada, logran satisfacer todo tipo de paladares siendo este platillo casi imposible de negarse a ser probado.
El taco acorazado morelense, es entonces, un viaje a través del tiempo y la cultura, encapsulando la esencia misma de Morelos. Este humilde platillo, que podría parecer simple a primera vista, se revela como un tesoro culinario que celebra la tierra, la historia y la comunidad. Más allá de ser una delicia para el paladar, el taco de arroz es un símbolo viviente de la riqueza cultural que fluye en las venas de este estado mexicano, recordándonos que la comida es más que nutrición; es una expresión viva de identidad y tradición.
En un acontecimiento que destaca la esencia vibrante de Morelos, su capital Cuernavaca albergó este pasado 28 de enero, y por quinta vez consecutiva, la hazaña de batir el récord del taco acorazado más largo del mundo. A diferencia de los 70m de taco del año pasado, este año se logró superar la meta ambiciosa de 75 metros. Esta iniciativa no solo representa un logro culinario extraordinario, sino que se convierte en un poderoso símbolo de la celebración de la cultura, las tradiciones y la unión comunitaria.
Fue en el corazón de Morelos que fuimos testigos y parte de esta celebración que fomentó la participación y la colaboración comunitaria. Es gracias a esta colaboración y trabajo de instituciones académicas locales, restaurantes, así como del ayuntamiento de Cuernavaca, que se disfrutó desde la tortilla realizada con masa derivada del proceso de nixtamalización proveniente de los molinos locales.
El arroz, salsas, acompañamientos y guarniciones fueron concedidos por los restaurantes locales tales como: Casa Hidalgo, Las Mañanitas, Pancracio, Hostería Las Quintas, entre otros. Cada uno de ellos, dotó a este gran taco de una gran variedad de sabores y manifestando así la vitalidad de la cultura, la importancia de las tradiciones arraigadas y el poder de la comunidad al unirse para armonizar este evento en torno a esta gran mesa que se situó frente al Palacio de Cortés, uno de los sitios más emblemáticos de Cuernavaca. Cada metro de este taco representa no solo una hazaña culinaria, sino un tributo a la riqueza de la tierra, la diversidad de sabores y la capacidad de la comida para unir corazones y almas en una celebración colectiva de la vida y la cultura morelense. Este tipo de eventos, además de fortalecer la identidad y participación de la comunidad, puede convertirse en una oportunidad para generar más turismo y productos turísticos en torno al gran taco acorazado.
TEXTO: DANIEL ANTONIO VÁZQUEZ TABOADA
FOTOGRAFÍAS: FERNANDO RUIZ Y DANIEL ANTONIO VÁZQUEZ TABOADA