La maternidad es uno de los cambios más grandes que experimenta en su vida la mujer. No existe nada más que represente tantos cambios al mismo tiempo: emocionales, físicos y psicológicos. Convertirse en madre cambia por completo nuestro mundo, y nada en la vida vuelve a ser igual después de tener hijos.
Es una mezcla extraña y única de subidas y bajadas. Alegrías y tristezas, paz y al mismo tiempo caos. No es de sorprendernos que muchas mujeres al pasar por este cambio trascendental en sus vidas se sientan confundidas, deprimidas o hasta perdidas.
Ahora, un nuevo estudio, confirma que la transición a la maternidad puede ser muy difícil para algunas madres, al encontrar que el tener hijos podría disminuir hasta por tres años la autoestima de las mujeres.
El estudio
La investigación fue realizada por la Universidad de Tilburg y contó con la participación de 84,711 mujeres noruegas entre 1999 y 2008. La finalidad del estudio era examinar las transacciones entre la autoestima y las relaciones durante la transición a la paternidad, una experiencia de vida que regularmente ocurre durante la adultez temprana.
En el estudio se examinó la asociación entre la satisfacción con las relaciones amorosas y la autoestima antes y después de tener hijos en cuatro subgrupos de madres: las que tenías hijos por primera vez, así como por segunda, tercera y cuarta vez.
La autoestima maternal mostró un cambio de patrón similar algo en todos los subgrupos: se encontró que la autoestima comenzó a descender durante el embarazo, después se elevaba hasta que los bebés tenían seis meses de edad y nuevamente volvía a descender durante los años siguientes. El hecho de que esta trayectoria se replicara a través de los subgrupos y embarazos sugería que esto era un cambio de patrón normativo.
La relación de pareja también cambia
En cuanto a la satisfacción en las relaciones, encontraron que el nacimiento del primer hijo era el que tenía el mayor impacto en la pareja, en comparación con los nacimientos de los hijos siguientes.
En el caso de las madres primerizas, la satisfacción en la relación con su pareja durante el embarazo se mantenía alta, sin embargo descendía de manera brusca cuando nacía el bebé y después disminuía gradualmente en los años siguientes.
En cambio, cuando las mujeres se convertían en madres por segunda, tercera y cuarta vez, la disminución en la satisfacción de sus relaciones de pareja después del nacimiento de los hijos era más gradual y lineal, en comparación con la que experimentaban tan bruscamente al nacer sus primeros hijos.
La investigación se realizó únicamente hasta los primeros 36 meses de vida de los hijos de las madres que participaron, por lo que no se sabe con certeza si después de los tres años continúa disminuyendo la autoestima de las madres. Sin embargo, sí saben que esto no es permanente, ya que las mujeres que repitieron la encuesta cuando tuvieron más hijos habían regresado al mismo nivel cuando inició nuevamente todo el proceso del embarazo.
¿Por qué ocurre esto?
Algunas de las razones que encontraron los investigadores para esa disminución en la autoestima de las mujeres durante el embarazo fueron los cambios físicos, las hormonas que se encuentran desenfrenadas, el estresarse sobre el desarrollo de sus bebés y preocupaciones sobre el futuro.
En realidad esto es bastante común, pues un embarazo nos llena de dudas, miedos e inquietudes que antes no teníamos, tanto así que se cree que una de cada cuatro mujeres padece ansiedad y depresión cuando están embarazadas.
Desde luego no todas las mujeres padecen depresión, ansiedad o baja autoestima cuando se convierten en madres, ni han sentido que sus relaciones cambian o dejan de serles satisfactorias. Sin embargo, lo investigadores sí encontraron que ambas cosas estaban relacionadas, ya que las mujeres que reportaron baja autoestima también comentaron que su satisfacción con la relación de pareja había disminuido.
La realidad es que convertirse en madres y padres es una etapa lleno de cambios para ambos. La transición incluye no sólo cambios biológicos y psicológicos, también se habla de cambios sociales, ya que una vez que somos madres tenemos o creemos que debemos cumplir con ciertas expectativas y demandas sociales.
Sin duda la llegada de los hijos es una etapa complicada para la pareja, por eso es muy importante que la comunicación entre ambos sea constante, que los dos se involucren en la crianza el mayor tiempo posible y que siempre se tenga un tiempo para pasar en pareja, pues aunque los hijos se vuelvan una prioridad, la relación de pareja y el bienestar propio no dejan de ser importantes.