A nadie nos gusta saber que nos han mentido; pero mentir y ser engañados, es algo que a todo mundo nos pasa constantemente. De hecho, más del 95% de las personas han mentido por cualquier circunstancia, siempre con la intención de un beneficio personal.
Cachar a un mentiroso no es nada complejo, la cuestión está en saber analizar el lenguaje corporal, ya que las palabras pueden ensayarse y hacer más difícil detectar el engaño.
Cuando se trata de detectar pistas, las acciones realmente hablan más que las palabras porque todo está en los gestos de una persona. A diferencia de las palabras, estos tienden a ser incontrolables y automáticos. ¿Cuáles son exactamente los gestos típicos de los mentirosos? Aquí los 5 más comunes:
1. Sonríen menos al mentir
La gente tiende a sonreír menos cuando está mintiendo, especialmente los hombres. Esto porque la gente asocia la sonrisa con la mentira, por lo que intentan no sonreír para no levantar sospechas.
2. Se rascan el cuello cuando se sienten nerviosos
Otro factor que delata a un mentiroso es cuando se rasca el cuello justo debajo del lóbulo de la oreja. Esto se hace con el dedo índice de su mano dominante, una señal típica de inseguridad, duda e incertidumbre de alguien que no dice la verdad.
3. Tienden a tocar su rostro con frecuencia
Llevar una mano al rostro es probablemente uno de los signos más comunes de los mentirosos. Ya sea que cubran sus ojos, pongan su mano en la frente o en la mejilla, lo hacen de manera exagerada y subconsciente.
Sin embargo, no siempre indica una mentira descarada. Sólo podría significar que la persona está reteniendo información que para algunos se puede ver como algo igualmente engañoso.
4. Se cubren la boca inconscientemente
Cubrir la boca es un reflejo subconsciente que puede significar literalmente que alguien está tratando de suprimir las palabras engañosas que están saliendo de su boca. Se puede manifestar con incluso un dedo sobre los labios.
5. Se frotan los ojos para evitar mirarte
Este se deriva de la niñez. Los niños a menudo cubren sus ojos cuando no quieren ver algo, así que cuando somos adultos, seguimos haciéndolo de manera inconsciente. Es el mecanismo de supervivencia del cerebro para bloquear el engaño y la presión de enfrentar a la persona a la que estamos engañando.