La temperatura inicial del agua que se usa para hacer té o café no es la misma, y los recipientes que se usan tampoco son iguales. Café y té son infusiones similares, si no les añadimos azúcar, limón ni leche, y un gramo de café o de té tienen que perder una kilocaloría para enfriarse un grado de temperatura. Los tés se preparan con agua hirviendo a 100ºC a nivel del mar, y en cambio la cafetera italiana hace el café a unos 85ºC, y una Nespresso todavía menos, a unos 70ºC si la cafetera está inicialmente fría. El café se enfría antes, pues, porque ya viene más frío de entrada.
Los recipientes donde ponemos las infusiones también son diferentes: una taza de té contiene unos 220 g de líquido y la taza –un mug– pesa unos 300 g. En cambio, en una tacita de café hay de 45 a 50 g de líquido y la taza puede pesar 90 g, el doble. Es decir, el café tiene que calentar más proporción de recipiente que el té, y eso hace que, al poner el líquido en la taza, el café se enfríe más.
A partir de aquí se irán enfriando ambas tazas por contacto con el aire del entorno. La taza de café tiene más proporción de superficie con respecto al volumen que la taza de té: ambas son aproximadamente cilíndricas, pero en la taza de té de esta proporción de superficie respecto al volumen es de 1,63, mientras que en la taza de café, de dimensiones más pequeñas, es de 1,88. Esto hace que el contacto con el aire facilite el enfriamiento del café más que del té, porque el café está, podría decirse, más cerca de las paredes del recipiente.
Hay todavía otros factores, no considerados en las reflexiones anteriores. La espuma del café frenaría un poco el enfriamiento del café porque frenaría el contacto del líquido con el aire; el azúcar que se ponga enfriaría más el café, porque una misma bolsita de azúcar representa más cantidad, en proporción, en el café; y por la misma razón la misma cucharilla en ambas tazas enfriaría más el café que el té.
La agitación de los líquidos, o soplar la superficie, facilitan también el enfriamiento. Otros tipos de cafetera podrían llevar a valores diferentes de la temperatura inicial del agua; si se usaran tazas previamente calientes también cambiarían todos estos valores, pero las tendencias indicadas serían las mismas.