No paran de decirnos que tenemos a la generación mejor preparada de toda la historia y esos mismos individuos hacen viral el vídeo del 'tonto del pueblo' venido a 'influencer'
Si hace no muchos años me hubieran contado que hoy, en pleno disfrute de vacaciones en una zona remota del mundo, podría estar escribiendo y discutiendo sobre esta tribuna con mi amigo Manolo, gracias a un acceso más o menos rápido y eficiente a internet vía satélite, no me lo hubiera creído del todo.
Pero si en 2012 eran 2.200 millones de personas las que tenían acceso a la red, en 2017 el número activo superaba los 3.800, cerca del 48% de la población mundial y hasta en este paraíso, uno ya puede conectarse sin problema. Si miramos el 'big data' generado por los usuarios, en 2020 serán 1,7MB los que se crearán cada segundo y, en pleno 2018, cada minuto del día se visionan más de 4,3 millones de vídeos en YouTube, se envían 473.000 tuits, los norteamericanos utilizan 3,1 millones de GB de datos en internet, en Google se realizan 3,8m de búsquedas, se envían más de 159 millones de mails o The Weather Channel recibe 18m de peticiones de predicción meteorológica.
Me perdonará el lector por repetir más veces de las deseadas la palabra “millón” pero, en un entorno donde el tráfico intercambiado por minuto de datos por la red supera los 3.13m de GB, no logro dar con un sinónimo que me permita mostrarle la importancia de las magnitudes aquí enunciadas. Siempre utilizando como fuente el informe que Domo publica cada año al respecto.
En toda la historia de la humanidad, nunca se había podido acceder ni intercambiar tanta información como hoy día, sin importar el lugar, la fecha o la hora. Además, esto se consigue de forma instantánea y a coste casi cero sobre todo tipo de materia y temática. Esta fácil disposición de información y contenidos está provocando una verdadera revolución que va desde la aplicación de nuevas técnicas de 'marketing', hasta el uso de nuestros datos con fines comerciales.
Una de las figuras que ha emergido en este contexto son los 'influencers' o personajes que, unas veces con real conocimiento y dentro de una estrategia de 'marketing', y otras más aprovechando la debilidad de una sociedad que cada vez se mueve más bajo el efecto rebaño, consiguen dirigir las acciones y decisiones de consumo de una parte no menor de esa gente. En este sentido, no es raro ver cómo el que antaño era el 'tonto del pueblo' pueda ser ahora un pequeño dirigente de hábitos de consumo. Tras unos cuantos vídeos subidos a Youtube y logrados varios millones de visionados, se convierte en una especie de personaje popular al que se quiere imitar.
Los blogs, como medio principal para lograr esta influencia son a día de hoy, el vehículo más creado y consumido por los usuarios. Según datos de WordPress, una plataforma de buena relevancia, allí se publican más de 76 millones de 'posts' al mes y se visionan 22.000 millones de páginas en ese periodo. En Tumblr, existen hoy unos 360 millones de blogs frente a los 17,5 millones de 2011 (ver gráfico de evolución). Y estos son solo unos pocos ejemplos de las plataformas existentes.
Según unas estadísticas de Orbitmedia.com, éstos blogs se escriben en unas 3,2 horas de media, se sacan publicaciones varias veces al mes, un 81% lo hace desde la comodidad del hogar y a modo de actividad laboral (61%), se introducen ya imágenes (31%), una parte (20%) utiliza a 'influencers' para lograr mayor promoción y un 30% parece que ya consiguen “fuertes resultados” de sus acciones.
Si esto lo bajamos a los mercados financieros, este tipo de fenómeno de 'influencers' y bloggers no ha pasado desapercibido y existen casos de todo tipo. Tenemos desde los blogs de economía y finanzas con buenos argumentos, hasta los tuits que el presidente Trump lanza cuando está inspirado, y sin olvidarnos de lo que celebridades como Oprah Winfrey, John McAfee o Kylie Jenner comentan en un momento dado en sus respectivas cuentas de Twitter.
A éstos no les hace falta ni dedicar las 3,2 horas antes mencionadas para lograr un impacto real pues, dado el gran número de seguidores con lo que éstos cuentan, terminan provocando un efecto rebaño y variaciones significativas en los precios. Kylie Jenner por ejemplo, tiene 25,2m de seguidores y ante un comentario negativo que hizo sobre Snapchat, provocó una caída del 7% en el precio de sus acciones. O. Winfrey hizo subir un 14% las acciones de Weight Watchers (WTW) tras un discurso que se hizo viral en los Golden Globes. J. McAfee, un enamorado de los criptoactivos, provocó un alza del 92% en un criptotoken (SAFEX) al sacar en un tuit que lo tenía en cartera. Conocimiento e impacto económico no van siempre de la mano y a esto me refiero con el 'tonto del pueblo' y el peligro que éstos tienen.
Tenemos a la generación mejor preparada de toda la historia y esos mismos individuos hacen viral el vídeo del 'tonto del pueblo' venido a 'influencer'
Pero no hace falta ir tan lejos ni buscar ese tipo de celebridades en el extranjero, pues en España también tenemos un poco de todo. Desde el blog de Daniel Lacalle, que está entre los 30 más recomendados, hasta el bueno de Josef Ajram, cuya sicav no levanta cabeza, y sin olvidarnos de los personajes que pusieron de moda las hipotecas fijas a finales de 2017 con un vídeo que lleva más de 4m de visualizaciones. No creo que tengan el impacto de los anteriores, dado el tamaño de nuestra masa inversora, pero en el último caso comentado, sí se produjo cierto revuelo en algunas entidades bancarias.
Entiendo que cuando un vídeo se hace viral y no tienes mucho conocimiento de algo, puedes acabar por creer lo que ahí te cuentan. Se trata de un uso de la información que mal gestionada, puede deparar daños económicos de cierta envergadura, y la triste conclusión de que no por tener más y mejor información disponible, ésta se termina utilizando de forma inteligente.
Y mientras eso sucede en un lado del campo de juego, en el otro y por lo que a la industria de inversión se refiere, la parte de análisis ('sell side') ha entrado en clara situación de crisis. Sea por cuestiones de conflicto de intereses, porque ya nadie quiera pagar por los informes generados, por la llegada de la gestión pasiva o por la incapacidad de muchos gestores por generar rentabilidad por encima del índice de referencia los inversores ya no acuden como hacían antaño a estos servicios. Y pese a que surgen oportunidades para aquellos que saben moverse en este terreno (cada mes nos sorprende una nueva gestora 'value' que inicia su actividad), esto provoca en el medio plazo un empobrecimiento del conocimiento del inversor que, en definitiva, cambia un análisis y gestión detallada, por un vídeo de unos fumados en un momento de éxtasis.
Así las cosas y mientras nuestro mercado sigue en una zona de absoluta indefinición, cada vez son más los inversores que se dejan llevar por esos 'influencers' en busca de la máxima rentabilidad. Y mientras estamos rodeados de valiosa información a golpe de clic, preferimos pasar más tiempo viendo vídeos en YouTube, que leyendo el blog detallado del economista que muestra las ventajas e inconvenientes de endeudarnos a un tipo variable o fijo de por vida. Algo falla cuando no paran de decirnos que tenemos a la generación mejor preparada de toda la historia y, sin embargo, esos mismos individuos hacen viral el vídeo del 'tonto del pueblo' venido a 'influencer'.