Un estudio comprobó que si bien el café antes del desayuno provocaba una ligera reducción en la ingesta de comida, este no era efectivo para bajar de peso.
Para muchos beber café es un rito sagrado que se celebra sin falta todas las mañanas. Esta bebida ha conseguido el cariño de tanta gente al proporcionar ese pequeño empujón energético que se necesita al comenzar el día. Inclusive, se creía que acostumbrar a ingerirlo podría ayudar a perder eso. No obstante, la ciencia acaba de desmentir esa popular creencia.
Un estudio publicado en Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics sostiene la falsedad de la pérdida de peso que generaría el café. En él se dice que efectivamente el café ayudaba a ingerir ligeramente menos calorías en el desayuno. Sin embargo, la pequeña cantidad (70 calorías) que se dejaba de consumir fácilmente se recuperaba en las siguientes comidas.
La investigadora Leah M. Panek-Shirley señala los mitos en torno al café:
La cafeína se agrega con frecuencia a los suplementos dietéticos con afirmaciones de que suprime el apetito. Investigaciones previas han especulado que la cafeína afecta las sustancias químicas del cerebro que suprimen el apetito. Además, la evidencia epidemiológica sugiere que los consumidores habituales de cafeína tienen un índice de masa corporal (IMC) más bajo que los no consumidores".
El método del estudio
Debido a esas razones, se decidió comprobar la veracidad de estos mitos. Una vez al a semana durante un mes, se invitó a 50 adultos a asistir al laboratorio de los investigadores. Se procedió a hacerles beber jugo con un suministro de cafeína equivalente a cuatro u ocho onzas de café.
Media hora después se les pidió a los voluntarios que desayunaran lo que querían hasta sentirse satisfechos. Se llevó registro de qué tanto comían en los experimentos y se les preguntó a las personas qué tanto ingerían en su vida diaria.
Se descubrió que después de tomar café, las personas consumían en promedio 70 calorías menos. No obstante, la pequeña diferencia en la ingesta en el desayuno terminaba no representando mucho. No solo eso, sino que esa disminución la terminaban compensando a lo largo del día con otras comidas. En otras palabras, terminaban comiendo igual.