Llegas a tu casa de una larga jornada en la oficina y se te acaba la motivaciónpara continuar con el día. Hacer ejercicio, trabajar en tus proyectos personales, incluso pasar tiempo con alguien más: tiras todos los planes por la ventana y te acomodas en el sofá a ver tu serie preferida. Esta historia no es solo la tuya, sino la de muchas personas. Pero ¿qué causa tanta fatiga?
¿Por qué estamos tan cansados?
De acuerdo con la escuela de medicina de Harvard, es necesario atacar el problema desde donde se origina la energía: las células. Lo que llamamos «energía» es en realidad una molécula, llamada adenosín trifosfato (ATP), producida dentro de las células en la mitocondria. La pérdida de energía natural que viene con la edad se debe a que, con el tiempo, tu cuerpo tiene menos mitocondrias.
«Si sientes que no tienes suficiente energía, puede ser porque tu cuerpo tiene problemas para producir el ATP necesario, y así proveer a las células de energía», dice Anthony Komaroff, profesor de medicina en la prestigiosa universidad.
4 formas de combatir la fatiga
Probablemente no puedas hacer nada contra la pérdida de energía natural, pero puedes ayudar a tu cuerpo a producir más ATP a través de tres estrategias básicas: dieta, ejercicio y sueño.
Come bien, y no demasiado
Es importante que obtengas los nutrientes suficientes de todo lo que comes. Dale un empujón a tu producción de ATP con carnes como pollo y pescado como salmón y atún, además de frutos secos.
Mucha cantidad de comida rica en energía le da a tu cuerpo suficiente material para reponer su producción de ATP, pero puede ponerte en riesgo de ganar peso, lo que contribuye a la fatiga. «Los kilos de más hacen que tu cuerpo tenga que trabajar más para moverse, y entonces usas más ATP», dice Komaroff. Si tienes sobrepeso y crees que esta puede ser la raíz de tu falta de energía, considera consultar a un profesional para comenzar a bajar de peso.
En cuanto a la manera de comer para tener más energía, la recomendación del médico es comer varias comidas pequeñas en lugar de tres grandes. «Tu cerebro tiene muy pocas reservas de energía y necesita un suministro constante de nutrientes», explica. Además, las comidas grandes pueden elevar los niveles de insulina, que luego hace caer los de azúcar en sangre y da una sensación de cansancio.
Toma suficiente agua
Una de las señales más obvias de la deshidratación es el sentimiento de fatiga. La recomendación de Harvard es, para los hombres, obtener 3,7 litros de líquido cada día, y, para las mujeres, 2,7 litros. Esto no significa que tienes que tomar varias botellas de agua por día; aunque tomar agua es importante, puedes conseguir líquido de bebidas como café, té y jugos, y también puedes hidratarte consumiendo frutas y vegetales como, por ejemplo, pepino, calabaza, fresas, frutas cítricas y melones.
Duerme
Según Harvard, dormir lo suficiente incrementa los niveles de ATP. Esto sucede durante las primeras horas de sueño. Un sueño entrecortado podría ser la causa de tu fatiga. Aquí hay algunos consejos para combatir el insomnio, pero lo más recomendable es que consultes con tu médico para poder atender la raíz del problema de forma personalizada.
Haz del ejercicio un hábito
El ejercicio, aunque te parezca lo contrario, puede disparar tu energía, ya que eleva la producción de ciertos neurotransmisores en el cerebro: dopamina y serotonina, que son las sustancias que te hacen sentir bien luego de un entrenamiento.
Cuando los músculos son más fuertes, y más eficientes, no gastan tanta energía, por eso conservan el ATP. No importa qué tipo de ejercicio hagas, ni si ganas músculos visibles, solo que tengas consistencia. Algo tan ligero como 20 minutos de ejercicio tres veces por semana puede hacerte sentir con más energía si llevas una vida sedentaria.
Cuando tu fatiga no cede
La recomendación de Harvard es que veas al médico si tu cansancio persiste, ya que puede ser señal de una enfermedad. La fatiga inusual, dice Komaroff, es normalmente la primera señal de que algo no está bien. La mayoría de los problemas serios de salud tienen este síntoma: enfermedades cardíacas, varios tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes y anemia. También puede ser causada por la presencia de problemas en la salud mental, como depresión o ansiedad. Puede ser, asimismo, un efecto secundario de algunas medicaciones.