El pescado es uno de esos alimentos que debes vigilar muy de cerca cuando está en el refrigerador ya que su tiempo de vida es más corto que el de las demás proteínas y se echa a perder más rápido. Lo ideal es cocinarlo el mismo día que se compra, pero sabemos que eso no siempre es posible. Esta guía te ayudará a saber cómo, cuándo y dónde dejarlo para que el resultado sea un platillo fresco.
Pescado crudo
Primero que nada no se debe congelar. Esto con la finalidad de aprovechar todas las propiedades de la proteína. Asegúrate de que los ojos se vean claros y cristalinos. Ciérralo en una bolsa y guárdalo en un contenedor con hielo en el refri. Asegúrate de que no tenga contacto directo con el hielo. El pescado crudo se conserva bien hasta 2 días después de la compra, solo asegúrate de olerlo antes de cocinarlo.
Distintas especies
Los peces magros de carne blanca (lubina, pargo, merluza, abadejo, abadejo), los pelágicos (atún, pez espada) y los miembros de la familia de los salmónidos (trucha y salmón) se mantienen en buenas condiciones durante los siguientes 3 o 5 días. Los pescados grasos (verdel, sardinas, mahi mahi) se consumen mejor dentro de los 2 días de la compra.
Cuando se trate de mariscos (crustáceos o moluscos) se recomienda colocarlos dentro de un recipiente cubierto con papel para drenar la humedad y se deben consumir máximo dos días después de que se compraron.
¿Y si sobra?
Después de que el pescado o los mariscos hayan sido preparados, pueden durar en el refrigerador hasta tres o cuatro días, siempre y cuando los guardes en un recipiente hermético.