Pues bien, no es algo que esté solamente en nuestra cabeza, la ciencia apoya la teoría de la existencia de un "espacio azul" que nos provoca, gracias al olor y sonido del agua, esa maravillosa sensación de paz y serenidad.
Si pasar tiempo al aire libre es necesario y beneficioso tanto para nuestra salud física como mental, los efectos se multiplican cuando vamos a la costa.
En definitiva, nuestro cerebro hace que seamos más felices y nos sintamos mejor. Estos son los 4 grandes beneficios de contemplar el mar habitualmente:
1. Reduce el estrés
El agua del mar está lleno de iones negativos, que en realidad, son positivos. Los iones negativos tienen la capacidad de hacernos sentir a gusto, mejorar nuestro humor y ánimo y producirnos bienestar.
Cuando no nos sintamos bien o tengamos sensación de asfixia, un poco de mar nos ayudará, sino a curar, si a mejorar todos nuestros males. Si además tenemos la posibilidad de pegarnos un chapuzón o dar un paseo por la orilla, mejor que mejor.
2. Fomenta la creatividad
Además, el mar es la receta que los neurocientíficos aconsejan para hacer frente a los bloqueos creativos y otros atascos mentales. El espacio azul ayuda a desbloquear la mente para poder abordar los proyectos y problemas de una forma más creativa. La playa nos permite resetear la cabeza, dejar atrás circulos viciosos mentales y ser capaces de contemplar las cosas desde otro punto de vista.
3. Ayuda a reducir la tristeza y la depresión
También proporciona cierto alivio contra los estados de ánimo depresivos. El sonido y ritmo hipnótico de las olas nos puede llevar a un estado meditativo en el que reconectar con nosotros mismos, despejar la mente y sacudirnos sentimientos negativos.
4. Cambia nuestra perspectiva en general
Todo se ve más fácil frente al mar. Las cosas imposibles parecen dejar de serlo cuando contemplamos las olas, relativizamos y nos sentimos más felices. ¿Hay alguna razón más importante que esta? Ya sabemos lo que tenemos que apuntar en nuestra agenda de comienzo de curso.