El motivo es fácil. La palabra provecho hace referencia al eructo de los bebés tras ser amamantados, que generalmente viene acompañado de un pequeño vómito (y por supuesto, eructar en la mesa es de mala educación).
Aunque esto también depende mucho, como todas las reglas de etiqueta, de la cultura en la que te encuentras.
De acuerdo con la experta en imagen y protocolo por el IPADE, Loretta Valle, en otros países como en Oriente es mal visto levantarse de la mesa sin haber eructado “porque no hacerlo, significa que la comida no fue de nuestro agrado o provecho”.
Según la también empresaria, todo comenzó por los moros, quienes en el año 711 y 1492 invadieron a España y les impusieron una serie de costumbres, entre ellas el decir “provecho” en la mesa.
Los Reyes Católicos los repudiaron y posteriormente, los echaron de sus tierras y maldijeron su religión. De ahí que no fuera bien visto el decir buen provecho y menos eructar en la mesa.
Si decir provecho es de mala educación, ¿entonces qué se dice?
Lo más recomendable para decirle a las personas que comparten con nosotros la mesa o que vemos están comiendo, es: ¡disfruten su comida! o ¡buen apetito!
Lo mejor es decirlo antes de iniciar a comer, porque tampoco es de “buen gusto” que la gente se vea comprometida a responder con la boca llena de comida.
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