Las segundas partes simplemente NO son buenas pero… ¿y si sí? ¿Y si ese amor no resuelto que cargamos a cuestas, pudiera aprender, y mejorar? En todo caso, ¿cómo reconocer cuando vale la pena volverlo a intentar?
Todos, o la mayoría de nosotros, albergamos allí, en la cima de nuestros dolores, la esperanza de reencontrar a esa persona en otra situación, en otro lugar y otro momento. Vivimos reproduciendo en nuestra cabeza una película de cómo serían las cosas en esta ocasión, porque eso sí “esta vez sí que va a funcionar”.
Es entonces cuando sucede, la oportunidad está allí pero, ¿en serio será mejor tu segunda parte de la historia? Lo cierto, es que hay algunas señales a las que podríamos prestar atención para reconocer cuándo sí vale la pena
Señales para reconocer que funcionará una segunda oportunidad
Es importante que comprendas que una de las principales razones por las que las segundas oportunidades fracasan se debe al rencor encerrado debajo de la superficie de nuestro “perdón”; muchas veces, por más empeño que pongamos, no somos capaces de dejar ir y perdonar con todo lo que implica la palabra.
Eventualmente, esos problemas no resueltos volverán a salir y, si no hay un compromiso de cambiar y tener paciencia a la persona que está atravesando por este doloroso proceso, es probable que las cosas no funcionen.
Pregúntate: ¿la razón que los hizo romper sigue existiendo?
Es probable que con el tiempo separados, a simple vista lo que pasó ahora pareciera no tener tanta importancia; sin embargo, no olvides cómo eso te hizo sentir en su momento y no invalides tus propios sentimientos. Si lo que los hizo terminar la primera vez ya no existe, ya no te duele y ya no te hace sentir insegura, existe la posibilidad de que puedan volver a intentarlo con éxito.
Si la respuesta a esto es no, y aquella situación del pasado sigue doliendo o tu ex pareja no ha cambiado o hecho algo para intentar remediar las cosas, entonces la mejor solución podría ser dejar las cosas como están y seguir adelante pues de lo contrario, temo decirte que tu relación sólo se volverá tóxica y cada vez más dolorosa.
¿Estás actuando por impulso o ya lo pensaste bien?
Sí, a veces pareciera que hay partes del cuerpo que albergan el dolor de una ausencia, sin embargo este sentimiento no debe hacerte tomar decisiones. Lo ideal es pensar en los motivos reales por los que queremos volverlo a intentar con esa persona y si después de tomarte un tiempo para analizarlo, notas que lo tuyo es miedo a la soledad o porque estás demasiado acostumbrado a su presencia por haber pasado tantos años juntos, probablemente lo mejor sea no regresar: A eso se le llama dependencia emocional.
Darle una segunda oportunidad a alguien debe ser porque estamos seguras o seguros de que es esa persona con la que queremos pasar nuestros domingos, no porque no sabemos lidiar con la soledad. Si aún así regresas con él o ella, toma en cuenta que los problemas que los hicieron terminar… seguirán ahí y, nuevamente, todo se volverá tóxico.