Te compartimos a continuación cuatro remedios caseros para evitar que tus plantas de interior se sigan poniendo pálidas y amarillas y a su vez, recuperes el color verde intenso que las caracteriza.
Diversos factores pueden afectar la integridad de nuestras plantas de interior. Algunas veces puede ser la falta de luz, así como la falta o el exceso de riego, aunque no siempre es nuestra culpa, pues hay ocasiones que dichos factores están fuera de nuestro alcance.
Tal y cómo ocurre con la calidad misma del agua. Por ejemplo, si vivimos en una zona con aguas duras, como es común en la CDMX y otras parte de la república, el agua con la que regamos tendrá una concentración de cal en solución importante.
Esta agua rica en cal tiende a subir el pH (bajar la acidez) del suelo regado, lo que va mal a las plantas de interior, que precisan de grandes cantidades de hierro para lucir su verde intenso. De hecho, cuanto menos ácida sea el agua, más calcio contendrá.
Y de hecho, es bastante común que las aguas del grifo contengan cal, pues se usa para corregir su acidez y evitar así algunos problemas como la corrosión de aparatos industriales o domésticos pero, ¿cómo podemos evitarlo? Con lo siguientes remedios caseros con lo que podrás cambiar un poco el pH del agua y así evitar que tus plantas se pongan amarillas.
1. Dejar reposar el agua por 48 horas
El primero de ellos es quizá el menos efectivo pero el menos arriesgado a la hora de cambiar el equilibro físico y químico del agua. Consiste en dejar el agua reposar en una olla grande o cubeta con el fin de ir eliminando el calcio. Entre más tiempo la dejemos, menos calcio soluble habrá.
Al final, debes evitar mezclar el agua o agitarla, ya que de lo contrario, todo el calcio que quede hasta el fondo se volverá a mezclar con el resto del agua, así que lo mejor es vaciarla cuidadosamente a otra cubeta con ayuda de un cucharón de cocina.
2. Acidificar el agua con vinagre o limón
Al verter una cucharada de vinagre o el jugo de un limón por cada litro de agua, mezclarla y después al dejarla reposar un par de horas, logramos cambiar la composición para bien. Esta agua será ideal para el riego de tus plantas y para evitar que se pongan amarillas.
3. Utilizar posos de café como abono
Los posos o residuos del café, que tienen diferentes usos, son bastante ácidos y ricos en nutrientes para las plantas. Usados como capa de abono, aunque tardan algo en dar resultados, acidifican el suelo y así evitan que tus plantas se pongan amarillas.
4. Hacer tu propio fertilizante con hierro
La opción menos más práctica pero quizá las mas efectiva es realizar tu propio fertilizante líquido alto en hierro. Solo necesitarás tornillos de hierro o piezas pequeñas que te sobren y una cucharadita de azufre del que se utiliza en huertos para matar hongos, para después depositar ambos en una botella de agua de plástico vacía con un poco de agua destilada.
Después esperar una semana a que se concentre la fórmula y listo. Podrás rociarla con un aspersor en el suelo de tus plantas para cambiar la composición química del agua de riego.