Nadie se ha dedicado a hacer una guía para la correcta crianza de los hijos; sin embargo, los psicólogos se han encargado de estudiar cómo el comportamiento de los padres sobreprotectores podrían provocarle un daño irreversible a sus pequeños.
Cuando decides tomar las riendas de la vida de los niños y haces absolutamente todo por ellos, solo los conviertes en personas incapaces de responder por sí mismos a los problemas, se vuelven poco receptivos al error y se frustran con mucha facilidad.
Existe una delgada línea entre ser una madre que protege a ser papás que sobreprotegen a los pequeños. La diferencia principal es que los primeros sabrán caerse, llorarán pero se levantarán; los segundos esperarán a que seas tú quien hace el siguiente movimiento, nunca tendrán la capacidad de resolver un problema y serán hijos débiles.
Los expertos indican que la sobreprotección es una situación en la que el cuidado va mucho más allá de lo razonable; esto no ayuda a que los pequeños se hagan de un carácter y mucho menos que en la etapa adulta sepan cómo enfrentar un problema.
¿Cómo detectar que te estás convirtiendo en un papá que sobreprotege?
¿El peor de los problemas? Parece ser que mientras una generación prefirió educar por medio de los golpes y el trabajo duro, ahora los padres millennials se han inclinado por tender a la sobreprotección sin reflexionar sobre las consecuencias.
En gran medida, esto se debe a que la rutina hace que los padres permanezcan lejos mucho tiempo de los pequeños, así que se genera una especie de búsqueda de compensación que se convierte en exceso de atención.
Estos padres sobreprotectores evitan a toda costa que los niños sufran; sin embargo esto también es parte del crecimiento. Ejemplo, el pequeño no se puede anudar las agujetas, en su desesperación estalla en llanto; en lugar de que le indiques cómo debe hacerlo, terminar haciéndolo tú, para evitar que llore o se frustre.
Anticiparse a las necesidades de los pequeños suele ser poco adecuado para el desarrollo de los hijos dado que esto afecta su personalidad y limita su autonomía. Una clara situación relacionada con este tema es cuando sabes que existe un problema entre tus hijos y algún compañero, en lugar de hablarlo y tratar de solucionarlo, la acción inmediata que tomas es la de retirarlo de la escuela.
Al intentar hacer feliz a tu pequeño solo lo conviertes en alguien inseguro que no estará listo para la vida adulta.