Si ya tienes todo listo para montar tu ofrenda y recibir a tus seres queridos el próximo 1 y 2 de noviembre, solo te queda conocer una de las leyendas más famosas de nuestro país que, además de aterradora, forma parte de la tradición oral de nuestra nación; se trata de la ‘Leyenda del hombre que no respetó el Día de Muertos’.
Esta historia tiene su origen en varias poblaciones de San Luis Potosí, principalmente en la zona de la Huasteca y fue recopilada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA).
En cierta ocasión, un hombre no respetó el día de difuntos. Se trataba de un hombre que no quería perder un solo día de trabajo en su parcela. Así que cuando llegó la fecha de celebrar el día de muertos se dijo:
‘No voy a perder mi tiempo en este día debo ir a trabajar a mi parcela, cada día debo buscar algo para comer y no voy a gastar mi dinero para esta fiesta, que además me quita mucho tiempo’.
Así que fue a trabajar al campo, pero cuando estaba más ocupado, escuchó una voz que salió del monte y le decía:
‘Hijo, hijo, quiero comer unos tamales (kuatzam)’.
El hombre se quedó sorprendido y pensó que era su imaginación la que le hacía oír cosas, pero poco después escuchó claramente otras voces, como de personas que conversaban entre sí y lo llamaban por su nombre.
Reflexionó sobre lo que estaba sucediendo y comprendió que eran voces de su padre y familiares difuntos que clamaban por las ofrendas que les había negado.
Inmediatamente después, dejó su trabajo y regresó corriendo a su casa; ahí le dijo a su mujer que matara unos guajolotes e hiciera unos tamales para ofrendarlos a sus difuntos en el altar familiar pero mientras la mujer trabajaba sin cesar en la cocina preparando las ofrendas, el hombre se acostó a descansar por un rato.
Cuando todo quedó listo, fue la mujer a despertar a su esposo. No logró despertarlo pues el hombre estaba muerto; aunque había cumplido con lo que le pedían sus familiares difuntos, estos de todos modos se lo llevaron“.
La ‘Leyenda del hombre que no respetó el Día de Muertos’ explica por qué en la Huasteca se cree que nunca se debe dejar de poner ofrenda para los difuntos el 2 de noviembre; de esta forma se les complace y se comparte junto con ellos la alegría que se vive en familia.
Además, los cohetes que se encienden en algunos lugares tienen la intención de espantar al demonio con el ruido, mientras las velas que se encienden alrededor del altar, son para iluminar el camino del difunto hacia la ofrenda.