No hay ocasión que no sea perfecta para comer un rico pambazo relleno de papa con chorizo, lechuga, crema y queso; ya sea durante las fiestas patrias o como un simple antojito de la noche, esta garnacha -una de las más populares de la cocina mexicana- sazonada con salsa de chile guajillo es todo un deleite para el paladar. Sin embargo, este platillo va mucho más allá de un rico sabor y hoy te vamos a contar cuál es el origen de los pambazos.
Esta especie de torta (que en realidad puede llevar distintos rellenos según el estado de la República en el que se prepare) está basado en un pan del mismo nombre que se creó cerca del Istmo de Tehuantepec, aunque en realidad el primer lugar en el que se conoció al pambazo como hoy se prepara, fue en la ciudad de Xalapa, Veracruz.
Durante la época virreinal, a la masa para este pan se le conocía como “pan basso” o pan bajo virreinal y estaba hecho para la clase baja por ser llenador, barato y apto para rellenarse prácticamente con cualquier ingrediente; incluso a lo largo del país fueron instaladas diversas pambacerías dedicadas a producir solo este tipo de pan.
Algunos historiadores aseguran que el pambazo fue creado por el cocinero Josef Tüdös, en honor a la emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo. Tüdös buscaba realizar un platillo inspirado en el Pico de Orizaba, y -en teoría- este pan, al ser alto, simulaba precisamente este volcán.
Aunque, otras versiones señalan que no fue idea original del cocinero, sino que la misma emperatriz solicitó crear un platillo que rindiera honor al volcán, pues quedó maravillada con su esplendor durante las tres visitas que realizó a Orizaba.
En la actualidad, existen tres versiones del pambazo: El de Orizaba que se come al natural, sin ser bañado en guajillo; el de Xalapa, que lleva un relleno de frijoles, jamón, pollo deshebrado o chorizo, y el del bajío que es bañado en chile guajillo, frito, relleno de papas con longaniza, lechuga, crema y queso fresco.
¿Qué tipo de pambazos son tus favoritos?