Las altas temperaturas que en algunas ciudades del país ha llegado a 45°C, tiene graves afectaciones en la productividad y salud de los colaboradores, incluso de aquellos que laboran al interior de oficinas.
El problema se llama estrés térmico y ya comienza a cobrar factura a las compañías. Factores como la edad, vestimenta, condiciones de salud y aclimatación son determinantes para el nivel de afectación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre este fenómeno y su impacto en el ámbito laboral. “En el mundo del trabajo, la exposición a temperaturas extremas (calientes o frías) se considera un factor de riesgo laboral tradicional y se clasifica dentro de los factores de riesgo físico”, refiere el organismo.
Aumento de estrés térmico
Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su reporte Trabajar en un planeta más caliente (2019), el aumento de estrés térmico podría traer consigo una baja de productividad laboral equivalente a 80 millones de empleos de tiempo completo para 2030.
“La productividad laboral eficiente depende de equilibrios y balances enormes al interior de una empresa. El bienestar de los colaboradores implica prestar atención a las condiciones de trabajo que desde un ambiente armónico para su desempeño, hasta el cuidado de factores de salud mental y fisiológica”, explica Leonel Hernández, CEO en México de Care Assistance.
De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México el calor es uno de los principales contaminantes físicos ambientales más perniciosos en el desempeño laboral. Los seres humanos necesitan de una temperatura corporal entre los 36ºC y los 38ºC para funcionar adecuadamente; por tanto, variaciones fuertes en la temperatura ambiental, sobre todo frente a calor extremo, son un factor importante de riesgo físico para los trabajadores.
Bajo estrés, no se puede funcionar adecuadamente
Cuando las temperaturas aumentan, ya sea por la llegada del verano o temporadas de estiaje en una comunidad, quedan trastocadas las dinámicas cotidianas de las personas.
El calor en sí mismo es incómodo: Aumenta la sudoración, genera sensaciones de asfixia, puede producir molestias en la vista, dolores de cabeza e interrumpe procesos cognitivos básicos, particularmente cuando no hay una hidratación adecuada. No sólo eso, también puede ocasionar agotamiento por calor, lo que trae consigo desmayos, mareos, presión arterial baja y calambres musculares.
“En momentos de altas temperaturas, se debe tomar muy en serio el impacto del calor en el confort de los trabajadores de una empresa, para cuidar los niveles de productividad laboral.
No se trata nada más de reconocerlo como un obstáculo menor, sino de entender que puede tener consecuencias en la salud de los colaboradores y, en general, sobre su bienestar holístico”, apunta Sebastián Levin, cofundador de Care Assistance.
Atender las necesidades de trabajadores
La OPS y la OMS recomiendan que durante las oleadas de calor, sobre todo en el verano, haya una coordinación exhaustiva para que el personal de salud pública esté pendiente de las condiciones climáticas para que los colaboradores no se vean perjudicados por estrés y sobrecarga térmica.
Una empresa puede tomar el bienestar de sus trabajadores con planes integrales que contemplen la edad y condiciones de salud de sus colaboradores, así como modificar códigos de vestimenta durante estas temporadas y llevar a cabo esfuerzos notables para la aclimatación de una oficina. Todo lo anterior para ofrecer ambientes adecuados para el correcto desempeño de los trabajadores.