Este domingo 19 de junio celebraremos un año más el día del padre, los festejos en cada familia pueden ser muy diversos, tal vez han cambiado la forma de celebrarlo a lo largo de los años, pero lo que no ha cambiado es la esencia de la paternidad.
Alguna vez escuché que la madre da la vida, pero el papá es quien te enseña a vivirla. De igual forma, se dice que tener un hijo no te convierte en uno, del mismo modo que tener un piano no te hace pianista. Criar a un hijo nunca ha sido una tarea fácil, se debe de tener ganas de ser y de aprender a ser un buen padre.
Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre el sentido de ser padre, sobre todo en la revalorización de la paternidad y su papel hoy en día. ¿Cómo debemos serlo?, es una interrogante que constantemente escucho en la consulta privada. Me parece que lo relevante detrás de este cuestionamiento es la disyuntiva entre “ser un padre bueno” o “ser un buen padre”.
Son muchos los niños que hoy en día están creciendo sin un padre, por distintos motivos, divorcios, madres solteras, cambio de pareja, entre otras muchas causas. En algunos casos, los pequeños crecerán sin la oportunidad de contar con un estilo de conducta paterna.
Lo fundamental de todo esto, es que los pequeños puedan crecer con el ejemplo del padre, para ello se necesita estar presente y guiarlo en todo momento, con afecto y exigencia. Son dos elementos que no pueden faltar en el momento de educar y formar a los hijos, es “canasta básica” para enseñarles a vivir una vida, que, aunque no es segura, es buena. Los papás que participan en las vidas de sus hijos pueden ayudarlos a tener vidas más saludables, felices y exitosas.
Aaron Hass, profesor de psicología y psiquiatría en la Universidad de Los Ángeles menciona en su libro -El don de ser padres-, “cuanto más crezca el niño sin que usted haya creado un vínculo con él, más incómodos se sentirán los dos cuando estén juntos, y cuanto más incómodos se sientan, menos deseos tendrán de pasar tiempo juntos".
El refuerzo positivo de forma constante es básico para conseguir la confianza entre padre e hijo. La forma más natural de fomentar esto es el ejemplo. Ellos te observan constantemente, no dejan de mirar todo lo que hacemos, desde la forma en la que tratamos a los demás, hasta la forma en la que vivimos nuestra propia vida. Cada decisión que tomamos tiene un gran impacto en la vida de nuestros pequeños, en su aprendizaje para vivir.
Te quiero compartir tres claves para convertirte en un buen padre y no simplemente en un padre bueno.
- Tener ganas de ser padre: Es vital estar presente para poder ayudarle a desarrollar sus capacidades con tu ejemplo y con límites.
- Dar herramientas para la vida: Que aprenda a resolver sus propios problemas, esa será la mejor herramienta que le puedes brindar para que alcance poco a poco su autonomía. Lo importante es ayudarlo a resolver el gran problema de qué hacer con su propia vida.
- Sé firme y amable: Se trata de ser firmemente dulce, de exigir con cariño. La congruencia de vida es la base del ejemplo. El establecimiento de normas y límites es fundamental para formar hijos fuertes. Recuerda: ¡Padres firmes, Hijos seguros!
Ser un buen padre es toda una aventura que requiere de un amor profundo, pero sobre todo vivir cada día las tres “P´s de oro”: Paciencia, Presencia y Prudencia.
El día del padre, es también un día muy importante para el ser humano.
¡Felicidades a todos los papás!