Camarones, langostinos y similares son ingredientes muy apreciados en la gastronomía, especialmente en épocas de cuaresma y temporadas calurosas. Su delicioso sabor y versatilidad los convierten en protagonistas de muchos platillos frescos y ligeros. No obstante, los expertos nos recuerdan la importancia de la higiene y el adecuado proceso de preparación antes de su consumo, incluyendo la remoción de partes no comestibles, como la tripa negra y las cabezas.

Aunque comúnmente se presentan camarones con cabeza para exhibir frescura, es esencial tener en cuenta que estas partes podrían no ser seguras para el consumo. El respaldo científico subraya que es más saludable retirar y evitar comer las cabezas de los camarones.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), chupar o comer las cabezas de camarones y langostinos no es aconsejable. La razón principal se centra en la presencia de cadmio, un elemento químico potencialmente nocivo para la salud humana. El cadmio se acumula en altas cantidades en las cabezas de estos mariscos, específicamente en el hepatopáncreas, un órgano del sistema digestivo ubicado en la cabeza de los crustáceos.

El cadmio, con número atómico 48, es un metal pesado y uno de los elementos más tóxicos que existen, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés). Se encuentra en la corteza terrestre, en todos los suelos y rocas, así como en el carbón y fertilizantes minerales.

Aunque las cabezas de camarones contienen cantidades relativamente pequeñas de cadmio de forma natural, su ingesta frecuente podría resultar peligrosa para la salud humana, dado que es altamente tóxico y puede tener efectos perjudiciales en los riñones y el hígado.

Por lo tanto, es recomendable evitar el consumo de las cabezas de camarones y otros crustáceos. Disfruta de estos deliciosos mariscos, siempre tomando las medidas de higiene necesarias y asegurándote de que sean frescos y de alta calidad.