En México, el Día de Muertos es una celebración llena de color, alegría y, por supuesto, tradiciones que nos conectan con nuestro pasado y nuestras raíces. Una de esas tradiciones es la de pedir calaverita, un evento en el cual los niños se disfrazan y salen a las calles a pedir dulces el 1 y 2 de noviembre. Aunque podría parecer que esta costumbre es similar a otras celebraciones internacionales, en realidad tiene un origen muy especial y propio de nuestro país.
Durante la época colonial, se dice que algunos trabajadores pedían a sus patrones pequeñas calaveras de azúcar, también conocidas como alfeñiques, para llevarlas como ofrenda a sus seres queridos fallecidos. Esto es importante porque en los altares de Día de Muertos, es tradicional incluir estos alfeñiques como una forma de honrar y recordar a los difuntos.
Con el tiempo, esta actividad se fue transformando y mezclando con otras costumbres, algunas de las cuales no eran originarias de México, como los disfraces y las calabazas talladas. Sin embargo, todas estas tradiciones se han integrado de tal manera que ahora forman parte de la rica y diversa cultura mexicana.
En la actualidad, los niños se disfrazan y recorren las calles pidiendo dulces mientras pronuncian frases ingeniosas y divertidas. A cambio, se les obsequian golosinas, que simbolizan las calaveritas que se ofrecían en el pasado. De esta manera, la tradición de pedir calaverita se ha convertido en una forma de preservar y celebrar nuestra historia y nuestras raíces, al tiempo que compartimos momentos de alegría con los más pequeños de la casa.