La vitamina D3, o colecalciferol, es esencial para diversas funciones del organismo, principalmente en la absorción de calcio en el intestino. Esta vitamina contribuye a mantener la salud ósea, fortaleciendo los huesos y previniendo enfermedades como la osteoporosis. Además, se ha relacionado con la regulación del sistema inmunológico, lo que podría ofrecer protección contra infecciones y enfermedades autoinmunes.
La vitamina D3 se obtiene principalmente a través de la exposición al sol y de alimentos como el pescado graso, los huevos y el hígado. Aunque muchas personas pueden conseguir suficiente vitamina D de manera natural, aquellas con déficit, trastornos de absorción, o las mujeres embarazadas o en lactancia podrían necesitar suplementos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el consumo excesivo de vitamina D3 puede ser perjudicial. La sobredosis puede provocar hipercalcemia, que se caracteriza por niveles elevados de calcio en la sangre, ocasionando síntomas como náuseas, vómitos, debilidad y problemas renales. Por ello, se recomienda evaluar la necesidad de suplementos de vitamina D3 en función de los niveles en sangre y otros factores individuales.