Con la llegada de la Navidad, las calles cercanas a los mercados en México se llenan de vida. Entre decoraciones para el hogar, figuras para el nacimiento y golosinas para llenar la piñata, los puestos improvisados ofrecen también delicias tradicionales que calientan el alma en las frías noches decembrinas. Los buñuelos mexicanos son una de las estrellas culinarias de esta época. Estos discos crujientes, espolvoreados con azúcar o bañados en almíbar de piloncillo, representan un sabor lleno de historia y cultura. Su preparación sigue una receta tradicional que ha pasado de generación en generación, convirtiéndose en un símbolo de unión familiar y festividad.
Acompañados de un humeante atole o un tamal recién hecho, los buñuelos no solo deleitan el paladar, sino que evocan memorias de mercados iluminados, aromas dulces y el espíritu de compartir. Ya sea como postre o antojo durante las posadas, estos manjares son el complemento perfecto para celebrar la magia de la Navidad en México.
Ingredientes
- Harina
- Polvo para hornear
- Azúcar
- Sal
- Huevo
- Mantequilla
- Agua tibia
- Esencia de vainilla
- Aceite vegetal
- Azúcar
Para el jarabe de piloncillo:
- Agua
- Canela
- Guayabas
- Anís
- Cáscara de naranja
Instrucciones para el jarabe de piloncillo:
- Coloca la taza de agua y el piloncillo en una olla mediana; calienta a fuego medio-alto hasta que el piloncillo se disuelva y tome la consistencia como de caramelo líquido.
- Añade con cuidado el resto del agua, la canela, la guayaba, el anís y la cáscara de naranja y lleva a ebullición; cocina durante 6 minutos aprox., revuelve y hierve durante 4 minutos más. Pon el jarabe resultante a un lado para utilizarlo como complemento para los buñuelos. Si lo deseas más espeso, déjalo que hierva a fuego lento hasta que logre la consistencia deseada.
El jarabe se conserva bien refrigerado hasta por 1 semana. Sírvelo caliente o a temperatura ambiente.
Instrucciones para los buñuelos:
- En un tazón grande mezcla la harina, el polvo de hornear, 1 cucharada de azúcar y ½ cucharadita de sal.
- Forma un hueco en el centro y agrega el huevo, la mantequilla derretida y la vainilla. Revuelve hasta que la mezcla dé la apariencia de pedacitos de avena. Agrega el agua poco a poco y amasa hasta obtener una mezcla suave y lisa. Cubre la masa con un paño o servilleta de cocina y deja reposar durante 30 minutos.
- Mientras la masa está en reposo prepara tu área de trabajo con un rodillo, un plato grande con una toalla de papel o bolsas de papel abiertas, harina extra para estirar las bolitas de masa, y una sartén grande con el aceite vegetal listo para el momento de empezar a freír los buñuelos.
- Divide la masa en 12 bolitas y cúbrelas con una servilleta de cocina.
- Calienta ¾ de pulgada de aceite en el sartén grande.
- Coloca una de las bolitas de masa en tu superficie de trabajo previamente enharinada y estírala con el rodillo. Aplana cada bolita hasta formar un círculo lo más delgado posible pero sin que se rompa.
- Para darle ese estirón extra al buñuelo colócalo sobre una cazuela invertida y cubierta con una servilleta de manta; y estira el buñuelo por los bordes con mucha delicadeza.
- Puedes formar los buñuelos, y ponerlos sobre una mesa cubierta con un mantel limpio. Que no se peguen unos con otros, mientras terminas de formarlos todos. De esta manera, se seca un poco la masa, y quedan bien doraditos.
- Fríe los buñuelos en aceite muy caliente hasta que estén dorados y crujientes. Coloca los buñuelos en un plato cubierto con toallas de papel para absorber el exceso de aceite. Sírvelos calientes o a temperatura ambiente y espolvoréalos con azúcar. Si no deseas rociar el azúcar de inmediato puedes conservar los buñuelos en forma perfecta y crujiente para otro día, y sólo tendrás que añadir el azúcar al momento de servir.
- Si prefieres servirlos calientes al día siguiente, colócalos en el horno a temperatura muy baja durante 5 minutos. Ahora, lo único que necesitarás es un poco de chocolate caliente para acompañarlos.
Provecho y… ¡felices fiestas!