El 24 de diciembre, Nochebuena, es considerado un día propicio para realizar rituales enfocados en el amor, la abundancia y la salud. Entre los rituales más comunes están encender una vela roja para atraer el amor, agitar campanas para atraer la abundancia y utilizar hojas de laurel en agua para renovar la energía y promover la salud. Este día, cargado de significados espirituales y emocionales, fomenta un ambiente ideal para sembrar intenciones positivas y cerrar ciclos del año.
Ritual para el amor:
Necesitarás una hoja blanca (sin bordes), tinta roja y una vela roja.
Escribe tu nombre completo y fecha de nacimiento en la hoja con tinta roja.
Dobla la hoja tres veces hacia ti y colócala sobre un plato blanco.
Enciende la vela roja y ponla encima del papel, mientras visualizas cómo el amor llega a tu vida.
Rodea la vela con tus manos, pronuncia la frase: “Soy merecedor de un buen amor, cuando esta vela prendo, ese amor llega a mí. Hecho está. Gracias, gracias, gracias”.
Deja que la vela se consuma por completo.
Ritual para la abundancia:
Utiliza una o dos campanas, las cuales se cree que tienen un sonido magnético que atrae la buena suerte.
Busca un lugar tranquilo para realizar el ritual. Despeja tu mente por unos minutos y luego agita las campanas, pidiendo que la abundancia fluya hacia ti.
El sonido de las campanas se dice que dispersa las energías negativas y abre el camino a la prosperidad.
Ritual para la salud:
Necesitarás un vaso de cristal y hojas de laurel.
Llena el vaso con agua hasta 3/4 de su capacidad y coloca las hojas de laurel en el agua.
Deja que las hojas se concentren en el agua durante uno o dos minutos, luego sácalas y apriétalas con tus manos, como si estuvieras destruyéndolas.
Coloca los fragmentos de laurel en el suelo, repite este proceso tres veces, pidiendo que la energía negativa se disipe y la salud y armonía lleguen a tu vida.
Estos rituales son ideales para aprovechar la energía colectiva de la Nochebuena, cuando muchas personas están enfocadas en la unión, gratitud y paz, creando un ambiente perfecto para manifestar intenciones positivas. Además, simbolizan el cierre de ciclos y el inicio de nuevos comienzos, alineándose con los principios espirituales de la Navidad.