Antonio Matteis, CEO de Kiton y presidente de Pitti Immagine, comparte su visión sobre la elegancia, un concepto que para él va más allá de la moda: es un estilo de vida, una forma de pensar y vivir. La firma Kiton, nacida en Nápoles en 1956, ha crecido hasta convertirse en un referente global, combinando tradición, innovación y un compromiso constante con la calidad.
La filosofía de Kiton está arraigada en la cultura clásica, la precisión napolitana y el perfeccionamiento artesanal en la sastrería. Fundada por Ciro Paone, la marca comenzó con la confección de abrigos y ha expandido su oferta a trajes, chaquetas y más. Hoy en día, Kiton produce sus prendas en fábricas propias, garantizando un control de calidad exhaustivo y apostando por la innovación continua.
Para Matteis, la elegancia no es solo una cuestión de vestimenta, sino de simplicidad y armonía con el contexto.
"La sencillez es la verdadera elegancia", afirma.
En cuanto a la moda informal, su consejo es claro: la clave está en no exagerar y en combinar colores de forma cuidadosa. La firma también ha diversificado su oferta, creando una colección cápsula para un público más joven y explorando el mercado femenino, que ya representa el 20% de su facturación.
A pesar de los desafíos geopolíticos y económicos, Kiton sigue creciendo, especialmente en Estados Unidos, donde ha incrementado sus ventas en un 30%. Además, la firma se mantiene fiel a su tradición de apoyar el arte, con una galería en Milán que alberga obras de artistas contemporáneos, muchos de ellos napolitanos.
Como presidente de Pitti Immagine, Matteis tiene grandes expectativas para el futuro de la moda masculina, destacando la importancia de eventos como Pitti para la innovación y el intercambio de ideas. En cuanto a la subida de precios, Matteis señala que los aumentos en costos son inevitables, pero que la calidad y durabilidad siguen siendo la esencia de Kiton, lo que los convierte en una opción sostenible a largo plazo.
A través de su trabajo, Matteis y Kiton continúan llevando la elegancia de Nápoles al mundo, demostrando que la moda es mucho más que ropa: es una forma de vida que se transmite de generación en generación.