Los caracoles y las babosas son plagas comunes que afectan a jardines de todo el mundo, especialmente durante la primavera y el otoño, cuando el clima húmedo favorece su proliferación. A pesar de que son moluscos, no insectos, ambos comparten una capacidad destructiva en los jardines al alimentarse de plantas jóvenes, frutas y follaje. Para evitar que estas plagas arruinen tus cultivos, es importante entender su comportamiento y cómo controlarlas de manera efectiva.
¿Qué son los caracoles y las babosas?
Pertenecientes al grupo de los moluscos, los caracoles y las babosas se clasifican como gasterópodos. Ambos se desplazan arrastrándose sobre un pie muscular, secretando mucosidad que deja un rastro visible en su paso. La principal diferencia entre ellos es que los caracoles tienen conchas externas, mientras que las babosas carecen de ellas o las tienen internas y pequeñas.
¿Qué daños causan a las plantas?
Estas plagas se alimentan de plantas tiernas, hojas jóvenes y frutas, creando agujeros lisos en las hojas, diferentes a los de los insectos que tienen bordes irregulares. Las lechugas, albahacas y otras plantas de hojas suaves son sus favoritas. Además, las babosas, al no tener conchas, también se introducen bajo tierra, afectando tubérculos, bulbos y semillas recién sembradas. Su actividad es mayormente nocturna, por lo que los daños son visibles por la mañana en forma de agujeros y mucosidad.
¿Qué atrae a estas plagas?
Los jardines bien regados y los céspedes son lugares ideales para los caracoles y babosas, que buscan humedad y refugio del sol. Se sienten atraídos por las plantas tiernas y las áreas sombreadas, como debajo de las malezas o escombros. Mantener el jardín libre de escombros y optar por riego por goteo puede ayudar a reducir la atracción de estas plagas.
¿Por qué es importante controlar las poblaciones?
Aunque uno o dos caracoles o babosas pueden no parecer una amenaza, su capacidad de reproducción es alta. Cada ejemplar puede poner hasta 80 huevos por vez y varias veces al año, lo que lleva a un aumento exponencial de la población. Además, algunas especies de estas plagas son portadoras de enfermedades peligrosas, como la meningitis eosinofílica, lo que hace crucial tomar precauciones al manipularlas.
Controlar las plagas de caracoles y babosas es fundamental para mantener un jardín saludable y libre de riesgos.