Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha promovida por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su objetivo es crear conciencia sobre los trastornos mentales y promover estrategias que contribuyan a mejorar la atención, el acompañamiento y la recuperación de quienes los padecen.
El diagnóstico y tratamiento temprano de los problemas mentales no solo disminuye los costos sanitarios a largo plazo, sino que también previene consecuencias graves, como el suicidio.
El suicidio suele ser el resultado final de una serie de conflictos emocionales y sociales no resueltos. En la mayoría de los casos, ocurre en personas con síntomas depresivos que buscan alivio en el consumo de drogas o alcohol. A menudo, los signos previos pasan desapercibidos, y en ocasiones el individuo parece experimentar una repentina mejoría antes de tomar una decisión fatal.
Vivir con alguien que enfrenta depresión, trastorno bipolar o adicciones requiere precauciones, como mantener fuera de su alcance objetos o sustancias peligrosas. Escuchar sin juzgar, ofrecer apoyo y hablar abiertamente sobre lo que siente la persona puede marcar una diferencia. Conversar con un familiar, amigo, consejero o profesional de la salud mental ayuda a reducir los pensamientos suicidas.
Ante una situación de riesgo, es fundamental contactar las Líneas de Prevención del Suicidio o acudir a servicios de emergencia.
Además, el 10 de septiembre se recuerda el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, con el propósito de reforzar la conciencia global sobre la importancia de prevenirlo y fomentar el cuidado de la salud mental.