En una serie de experimentos en ratones los investigadores han visto que la infección causada por el norovirus murino común ayudó a los ratones a reparar el tejido intestinal dañado por la inflamación y a restaurar las defensas inmunitarias del intestino después de que su microbioma había sido aniquilado por una terapia con antibióticos. Además, también han visto que el virus doméstico reforzaba el sistema inmunológico en la lucha contra el daño tisular.
Los científicos llevan años rastreando la evidencia genética de la existencia de un ‘virioma’, pero hasta ahora no se había podido confirmar su presencia en el intestino ni explicar si juega un papel perjudicial, neutro o beneficioso para nuestra salud. «Nuestra investigación ofrece datos convincentes acerca de una relación de apoyo mutuo entre los virus y las bacterias en el intestino del ratón y sienta las bases para una mayor investigación sobre cómo el ‘virioma’ colabora con el sistema inmunológico, algo que probablemente se puede trasladar a los seres humanos», asegura el investigador principal del estudio que se publica en «Nature», Ken Cadwell.
Beneficios
Todos los seres humanos nos infectamos con virus y bacterias, explica, «pero muchas veces no nos enfermamos». Según Cadwell «ahora tenemos evidencia científica de que no todas las infecciones virales son malas, sino que en realidad pueden ser beneficiosas para nuestra salud, al igual que sabemos que muchas de las infecciones bacterianas son buenas».
Los investigadores han trabajado con ratones criados genéticamente para desarrollar la enfermedad inflamatoria intestinal, una patología que se cree que está causada por las bacterias del microbioma. Sus trabajos mostraron que la infección crónica con el norovirus murino común en estos ratones susceptibles podría producir el mismo daño inflamatorio en el tejido intestinal que una exposición bacteriana crónica, lo que sugería un papel similar en la activación inmune.
En este nuevo estudio, Cadwell y sus colegas alimentaron a los ratones sin bacterias normales del intestino y cuyos sistema inmunológico y intestinal estaban poco desarrollados debido a la falta de estímulos bacterianos y de nutrientes. Así, el sistema inmunológico carecía de células T y B , y sus vellosidades, encargadas de absorber los nutrientes, eran más pequeñas que las de los ratones normales.
Después de dos semanas de la infección con el norovirus murino común, los ratones, que se mantuvieron aislados de la exposición a cualquier otro tipo de gérmenes mostraron una restauración casi completa de su sistema inmunológico y la reparación casi completa de sus lesiones intestinales. Resultados similares se apreciaron en los ratones normales con norovirus murino común, cuya microbioma intestinal había sido aniquilado por un tratamiento antibiótico: se duplicaron los niveles de células T en la sangre y los anticuerpos de células B eran detectables en ambas muestras de tejido intestinal y en la sangre.
Daño de antibióticos
Con el fin de imitar el efecto del uso excesivo de antibióticos en humanos y evaluar los efectos de la protección de la infección con el virus, los investigadores alimentaron a ratones normales un producto químico perjudicial. Todos los ratones habían sido tratados previamente con antibióticos, lo que había empobrecido su microbioma. Los resultados mostraron que los ratones tratados previamente e infectados con el virus vivieron más y tenía menos daños en el tejido intestinal que los que no fueron infectados con el virus.
El equipo de Cadwell ya planea clasificar y caracterizar los efectos sobre la salud de otros virus intestinales; además, quieren determinar determinar cómo actúa cada uno y si se comportan de manera diferente al microbioma. Ahora bien, advierte, «cuidado con los virus, muchos son muy peligrosos».
Fuente: ABC.es